La Iniciación y Otros Secretos En La Montaña

2017

 

Con apoyo de al menos 10 productores internacionales, entre los que sobresalen los Festivales de Berlín, Rotterdam y Turín, el filme sudafricano “La Iniciación” (Inxeba) de John Trengove, arranca de inmediato con un padre acaudalado, preocupado por la virilidad de Kwanda, su hijo puberto, al que envía con su sobrino Xolani, quien se dedica a atender a los adolescentes en un rito milenario de masculinidad en las montañas -del que ya se libran muchos jóvenes-, en los que durante unas semanas en el campo sin comer ni beber nada, viviendo en una especie de campamento de chocitas infectas, sacrificio de cabras, maquillaje, danza y con la circuncisión de por medio, culminan convertidos en lo que su cultura denomina “hombres”. Sólo que Xolani es gay de clóset. Su amante machín, casado y con hijos, forma parte del grupo que mantiene vivo el ritual. Y Kwanda, –quien ha sido sometido en contra de su voluntad al rito- está a punto de enterarse…. La rebelión y el enfrentamiento sucederá lógica - sorprendentemente.

Así pues, ante Kwanda, se establecen las coordenadas que establece Elisabeth Badinter en su clásico El Mito del Poder Masculino, donde el hombre, que representa al sexo del silencio, puede ser todo lo violento y bravucón que quiera (de hecho, en el campamento así se comportan los chavitos entre ellos y los adultos cuidadores no se quedan atrás), a cambio de tres negaciones: no ser niño, no ser mujer y no ser homosexual. En el filme, al igual que a los chicos que padecen de este culto, no se nos informa nada respecto a la duración del ritual, el qué, ni el cómo; pero se nos promete que al final la hombría habrá de asentarse en estos chiquillos, listos al fin para la vida. Tampoco aparece una sola mujer más que de manera verbal y anecdótica, mencionada como madre –inútil- o como puta –violable. Y la visión de la homosexualidad nos la muestra secreta, violenta, chichifeable y replicando los roles del machismo en la cama –no besos, pasivo sumiso y receptor, activo violento. Agréguese a esto que los protagonistas son de raza negra y que sus comentarios sobre las mujeres blancas son en el mismo tono insultante y violento de Donald Trump, mostrando al imitar este discurso, el modo en que han sido educados en la diferencia racista. Y clasista, pues Kwanda no es sólo el chico urbano, sino rico también.

Los temas que toca el director van del micro al macro y regresan enriquecidos con respuestas muchas veces molestas e incómodas y con un final pesimista. La visión del director es más la de un documentalista de los sentimientos que respiran y brotan de manera dificultosa ante el peso de la masculinidad milenaria incuestionable, que la de un director que registra e indaga en el ritual de iniciación tomado como punto de partida para un filme contenido, elegante y de gran belleza, que se siente orgánico, salvaje, frondoso y natural (como el paisaje que los rodea), a diferencia del bodrio “Moonlight”, filme ganador del Oscar a principios de este año, con su reciclaje de estereotipos fílmicos sobre lo gay negro, que bien podría aprenderle a este filme, "La iniciación", una docena de formas de desarrollar el tema de la homosexualidad en la comunidad negra de forma realista, original y palpitante.

La iniciación” forma parte del tercer ciclo Talento Emergente de la Cineteca Nacional, actualmente en cartelera.

 

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