IMCINE en GIFF 2012: Cuates de Australia, la sequía en México

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Cuates de AustraliaEverardo González se ha destacado como uno de los documentalistas más importantes del panorama mexicano, en su filmografía encontramos La Canción del Pulque y Los Ladrones Viejos y en esta ocasión presentó en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato Cuates de Australia.

Hay un rancho perdido en la Sierra de Coahuila, en el noreste de México, llamado Cuates de Australia; nadie sabe bien de dónde proviene su nombre. Como sucede en muchas zonas rurales, los habitantes de este poblado se debaten entre permanecer en sus tierras o migrar en busca de mejores condiciones de vida. Pero sus razones no son solamente la pobreza y el abandono que han caracterizado a estas comunidades rurales, sino sobre todo la escasez de agua. Cada año son más difíciles de soportar las sequías, no llueve o llueve muy poco, se agotan las reservas y los animales mueren. La falta de agua amenaza seriamente la salud de los pobladores, los bebés nacen deshidratados. Cuates de Australia se adentra en la vida cotidiana de esta gente, observando cuidadosamente su relación con el entorno, trazando a su vez un retrato sobresaliente de la flora y la fauna de esta región desértica, de la tierra árida del norte de México.

El cuarto documental de Everardo González lo consolida definitivamente como uno de los realizadores mexicanos más talentosos y versátiles de nuestros días. Después de adentrarse en el universo popular de una pulquería en la ciudad de México, recoger los testimonios de ladrones viejos desde la cárcel, y entretejer las memorias de la guerra en El Salvador, en esta ocasión lanza una mirada fresca hacia el desolado campo mexicano, invitándonos a conocerlo de cerca para entenderlo mejor.

A continuación una entrevista con su director Everardo González:

¿Qué fue primero, conocer el lugar donde se sitúa tu película o escuchar su enigmático y curioso nombre?

Yo estaba haciendo un programa en 2004 para la serie México Nuevo Siglo de Enrique Krauze sobre la historia del Noreste y un programa simultáneo sobre la explotación del desierto. Cuando llegué a Cuatro Ciénegas, Coahuila, me contaron de un ejido llamado Cuates de Australia donde, en la cima de la sierra, estaba la casa donde Francisco I. Madero hacía sus sesiones espiritistas. Estas fueron razones suficientes para querer conocer el lugar y una vez ahí, un viejo me habló sobre los problemas de sequía que tenían y los éxodos que ésta provocaba.

¿Cuánto tiempo duró el proceso de rodaje de Cuates de Australia?

Fueron tres años, la historia la conocí un año después de hacer La canción del pulque; cuando terminé Los ladrones viejos comencé a viajar a Cuates de Australia para empezar a integrarme con la comunidad. El rodaje se realizó por temporadas, siempre dependiendo de los ciclos de la lluvia: iba para allá en temporadas de sequía, cuando iba a llegar la lluvia, en los inviernos, cuando comenzaba la primavera; eso me dio mucho chance de que la gente me aceptara poco a poco.

¿Con cuál de tus anteriores películas se relaciona en mayor medida Cuates de Australia?

 Tiene que ver más con La Canción Del Pulque, ambas son más fotográficas que testimoniales, yo venía más enlazado al Cine Directo pero Los ladrones viejos me abrió otra perspectiva determinada por la realidad que enfrentábamos y que a nivel estilístico repetí en El cielo abierto.

Vemos en tu película que la crudeza del ambiente determina la crudeza de la vida, los ciclos giran alrededor de la tierra y el agua:

De eso se trata la película, de cómo el entorno nos condiciona, de cómo somos, incluso, atacados por él, pero cómo eso nos hace sobrevivientes. Si vemos nuestra condición de chilangos veremos que estamos muy condicionados por nuestro entorno, de igual forma, la manera de ser de los rancheros norteños tiene que ver con lo agresivo, hostil y aislado de su espacio. La sequía determina, los ciclos de vida, los significados de la paternidad, hace que los niños jueguen a ser hombres desde muy temprano, que los roles de la familia estén muy definidos.

La familia es muy importante...

Uno de los personajes habla sobre las razones por las que no siguió estudiando y dice algo muy lindo: "sólo las manos de mi padre no eran suficientes...así debe de ser". Cuates de Australia retrata un mundo muy primitivo, el de las cosas básicas de la vida, cómo se depende del entorno, por qué es relevante tener un hijo varón o una hija mujer, que es algo que hemos ido olvidando en las sociedades modernas, es una película que intenté hacer sobre la belleza de lo primordial.

Uno piensa en ellos y dice ¿por qué no se van a un lugar más próspero?

Es una duda que siempre tuve, a ellos les tocó un pedazo de tierra que no produce nada, es un territorio seco, llano, viven de lo que la tierra da sin sembrarla, dependen mucho de las lluvias, no hay posibilidades de tener parcelas de riego temporal y ni de riego artificial porque no hay pozos cercanos, aunque después de la función que tuvimos con la alcaldesa (Santos Garza Herrera) los ejidatarios empezaron a extraer agua el 14 de febrero.

Lo que fui descubriendo en el rodaje es que sí hay manera de sobrevivir, yo mismo me fui adaptando al espacio lo cual me sorprendió mucho. Y algo que me gusta es como la gente de Cuates de Australia enfrenta las calamidades con buena cara.

Además, se aprecia cómo surge la vida en un entorno tan agreste y cómo se ve a la muerte como algo natural.

Ese es el mensaje que quiero transmitir, la película es un pretexto para hacer un retrato de que los ciclos de la vida se cumplen y pueden ser tan trágicos o tan naturales como nosotros lo concibamos, somos nosotros quienes les agregamos valor a la muerte o a la vida. Cuates de Australia hace un retrato de lo violento que puede ser la llegada de la vida, a través de las tempestades, o de lo tranquila calmada que puede ser la muerte.

Otra de las cosas que se pueden apreciar en Cuates de Australia, es el habla popular:

Eso es algo fabuloso del documental y que adolece mucho nuestro cine de ficción que difícilmente le da una voz endémica a los personajes. El documental posibilita entender la sabiduría de las personas de acuerdo al espacio y región que habitan, eso es algo que siempre he querido conservar, por eso le doy mucho valor al testimonio, me gusta mucho escuchar cómo se habla, cómo tenemos palabras distintas para decir lo mismo, me gustan los localismos, no me agrada la idea de aldea global.

En este sentido, ¿crees que en cien años la gente se acercará a tus películas para conocer el México de la época actual?

Me encantaría, el documental tiene la virtud de mejorar con el paso del tiempo; a mi me hubiera gustado ver un retrato fiel de El Tigre de Santa Julia o de Goyo Cárdenas cuando estaba en vida, espero que eso suceda.

¿Cuáles fueron los obstáculos que la producción tuvo que sortear durante el rodaje?

El primer año fue muy complejo porque no tenía financiamiento, el proyecto había sido rechazado varias veces en convocatorias de investigación, yo tenía que viajar cuatro días para llegar a la sierra como un total desconocido, en donde me prestaban una casa en ruinas con un catre en el fuerte invierno de Coahuila. Cuando los financiamientos empezaron a llegar y Martha Orozco se sumó al equipo mejoraron las cosas, fue una buena experiencia en cuanto a logística de producción porque hay cosas que normalmente no se contemplan como el tipo de llantas y combustible para la camioneta que usábamos, conseguir energía eléctrica para cargar los equipos, cómo los cuidamos del polvo, cómo resolveríamos no estar permanentemente enfermos de tifoidea o de amibiasis, cómo calentaríamos la casa donde estábamos...

Se ha dicho que Cuates de Australia sale en un momento oportuno, en el que la sequía en muchas partes del país es noticia.

La intención no era hacer una película concientizadora, no tiene la vena política aunque ese aspecto no está disociado en el filme porque plasma cómo está el campo en México; hoy la gente se dio cuenta de que el país padece sequía y desabasto de alimentos pero esa película me la contaron en 2004, creo es un retrato de lo que pueden ser las grandes migraciones de los países con sequía a los grandes centros urbanos donde se supone está el agua.

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