IMCINE en FICM 2012: Fogo

Festivales

fogoFogo de Yulene Olaizola se presentó en competencia durante la 10 edición del Festival Internacional de Cine de Morelia, la cinta es una íntima reflexión sobre la soledad y el apego al terreno que los humanos llegamos a desarrollar.

En cineNT.com les presentamos una entrevista que IMCINE ha proporcionado con la directora de la cinta y que antes realizó Paraísos artificiales e Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo.

¿Cómo surgió la idea para realizar Fogo?

El programa de la residencia artística de la Fundación Fogo Island Arts te pide   mandar un proyecto a desarrollar durante tu estancia de tres meses en esa isla de Canadá, yo planteé hacer una película con la premisa de que la naturaleza iba a jugar un papel muy importante, que iba a ser una mezcla de cine documental y de ficción, y que iba a ocupar a gente local como actores.

Llegué sin saber de qué se iba a tratar la historia, estuve 2 meses haciendo investigación, conociendo a  la gente, la cultura y los lugares de Fogo; hasta que encontré a Norman y a su mejor amigo, Ron, surgió la idea de la historia de la peli que está inspirada en un evento histórico del siglo pasado cuando la región de Newfoundland se unió a Canadá y el Gobierno reubicó a los pobladores de las zonas más remotas con la idea de tener mayor control sobre ellos; a la gente se le pagaba para que se fuera de sus lugares de origen aunque no quisiera.

Lo que cuento en mi película es ¿qué pasaría en Fogo si hubiera una nueva reubicación y se obligará a los pobladores a irse?. Siempre tuve claro que algunos de ellos no se irían por el apego y el fuerte sentimiento de arraigo que tienen por su tierra.

Este tema, el  del apego a la tierra, es muy importante en Fogo y de mucha vigencia en el contexto global actual:

Lo que vi en Fogo no es diferente a lo que pasa en muchos pueblos en México. Esta región en Canadá es, quizá, de las menos desarrolladas del país y uno de los problemas que sufre la gente es la falta de oportunidades de trabajo, en la isla no hay universidad, y la mayoría de la gente joven termina yéndose a ciudades más grandes como Toronto u Ontario. Años después regresan, jubilados; la población del lugar es de gente mayor de edad y de niños.

Quería retratar eso en la película, el arraigo o el sentido de pertenencia es algo muy cercano a quienes interpretaron a los personajes de Fogo, son sentimientos que traen dentro y que pudieron aportar de manera muy natural.

¿Cómo fue tu proceso de trabajo con Norman y Ron?

Lo más importante fue pasar tiempo con ellos, conocerlos, compartir experiencias cotidianas, ir al bosque, caminar, tomar cerveza y comer juntos. Pasar la mayor cantidad de tiempo con ellos me permitió saber cómo dirigirlos, qué tipo de cosas pedirles, por dónde podían ir los diálogos. Fue un trabajo arduo de observación, de  ver lo que se decían entre si, poner atención a su forma de hablar, a sus reacciones, a las canciones que cantan;  todas esas cosas se incorporaron al guión.

Ellos construían los diálogos pero yo les decía hacia donde quería que llevaran la conversación, qué tipo de conclusiones o temas tenían que tocar. Les explicaba la situación concreta de la escena, el resto era trabajo de improvisación. Funcionó porque nos conocimos previamente, porque tenía una noción clara de quiénes son, eso me permitió intuir el camino a seguir para llegar a lo que estaba buscando.

La fotografía en Fogo juega un papel primordial, platícanos de este aspecto de la película:

Los paisajes de Fogo son hermosos y alucinantes, es uno de los atractivos del lugar a nivel turístico. La fotografía de la película es un trabajo totalmente intuitivo,  sencillo y minimalista, toda la luz es natural, no teníamos recursos ni de iluminación ni de control de la luz, lo único con lo que contamos fue una cámara de video, así que  nos centramos en esperar el momento adecuado de la luz, el clima, la hora del día y de trabajar mucho en los encuadres y la atmósfera para poder enfocarnos en otros aspectos de la escena a la hora de filmar.

Diego García, el fotógrafo, también tenía que controlar cosas como la decoración, el vestuario; entre los dos teníamos que hacernos cargo de todo, yo, por ejemplo, también estaba haciendo sonido. Tampoco tuvimos tiempo de plantear exactamente qué es lo que queríamos con la foto, Diego  llegó  a Fogo y en 5 días ya estábamos filmando. Todas las decisiones de tipo formal se iban haciendo prácticamente durante la marcha, para él fue un proceso bastante arriesgado porque tampoco sabíamos a lo que nos íbamos a enfrentar y en el camino tuvimos que ir resolviendo las situaciones que se nos iban presentando.

Háblanos sobre la música de la película:

 Hay solamente una canción que canta uno de los personajes de la película y que habla de este proceso de reubicación que vivieron algunos habitantes de la zona en el pasado. El resto de la música es de una compositora estadounidense que se llama Pauline Oliveros, una pionera de la música experimental. Encontré su música luego de que dio un concierto en la isla de Saint John’s, que está a unas horas de Fogo. Empecé a trabajar con la canción que aparece en la película para darle ritmo a la edición, la pieza me ayudó a concebir el ritmo, el tono y la atmósfera de la película; posteriormente,  hablé con ella para poder ocupar su música en Fogo y aceptó.

Yulene, ¿qué te dejó esta experiencia en la isla de Fogo?

Por un lado, fue un proceso muy rico a nivel creativo por tener que desarrollar una peli en un tiempo definido dentro de los limitantes del esquema de producción, y por otro lado, me deja muchos amigos y un cariño especial por ese lugar maravilloso al que definitivamente quiero regresar para mostrar el trabajo que hicimos, seguir en contacto y tratando de hacer cosas.

El programa de residencias artísticas de la isla es nuevo pero hay muchas iniciativas para crear nuevas fuentes de trabajo que están vinculadas con el desarrollo  cultural del lugar, es un sitio lleno de movimiento en este momento, me da gusto ser parte de ese proceso de transformación y de ayudar de alguna manera a que se conozca la región, que se hable de ella, que la gente sepa que es un lugar que se puede visitar, en donde se puede crear; me da gusto haber sido de las primeras en entrar a una aventura de ese tipo.

¿Tuviste alguna limitante para tratar ciertos temas?

Algo que funciona muy bien del programa es que te dan absoluta libertad y facilidades para hacer lo que quieras, te pagan todos los gastos, te dan una casa, un estudio para trabajar, te apoyan en cualquier cosa que necesites. Además,  tienes una comunidad que está dispuesta a ayudarte y aventurarse contigo. Tal vez fue mi  película más libre, éramos dos personas, Diego García y yo, con absoluta libertad de hacer lo que nos permitía nuestra propia creatividad; tal vez la limitante es que al ser un crew muy chico pierdes muchas cosas en cuanto a operatividad y manejo de equipo pero ganas en libertad de movimiento e intimidad con los personajes.

¿Cuál consideras es el hilo conductor de tus películas?

Es la misma búsqueda en el sentido de que mis películas son una mezcla de ficción y documental, son similares en el tipo de producción: Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo la filmamos dos personas con una cámara de video, con Fogo regreso a ese esquema, de evitar los grandes crews. El trabajo con actores no profesionales también es algo que une Paraísos artificiales con esta película; lo que aprendí con Salomón, el protagonista de Paraísos, fue básico para poder enfrentarme a los actores de Fogo, que además no hablan mi lengua. Y aunque los resultados sean diferentes en Paraísos y Fogo, el proceso fue similar: escribir una película para personas y lugares que conocía.

¿Qué sientes de que Fogo haya participado en el Festival de Cannes?

Es un reconocimiento muy importante a mi trabajo, nunca he hecho cine tratando de subir peldaños, nunca he buscado ganar reconocimientos para sentirme bien con el trabajo que hago sino que éstos se han ido dando de manera natural. En el caso de Fogo fue más sorpresivo y grato saber que fuimos seleccionados porque fue un trabajo más experimental, parte de un ejercicio.  También estoy consciente de que la selección no tiene nada más que ver esta película sino con el trabajo que he desarrollado en mis anteriores filmes, el que la gente que tomas las decisiones de seleccionar las obras de un festival conozca tus trabajos previos, también influye en su elección.

¿Te sientes comprometida por los reconocimientos obtenidos?

No, para nada. Fogo es el ejemplo perfecto de cómo uno puede hacer lo que trae en la cabeza sin preocuparse por las presiones de afuera. Las tres películas que he hecho las he producido, escrito y postproducido de manera casera, trabajando con pura gente que conozco; la edición la hemos realizado entre Rubén Imaz y yo, nunca he hecho compromisos con compañías productoras, con gente que me de dinero, el financiamiento lo he conseguido yo, trabajo de manera muy individual y muy libre, creo que no tengo compromisos con nadie.

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