Uno de los documentales que se presentaron durante el Festival Internacional de Cine de Morelia este 2012 fue Carrière, 250 metros del prestigiado Juan Carlos Rulfo y codirigido por Natalia Gil Torner, el cual se enfoca en la figura del mítico guionista Jean-Claude Carrière. El título se debe a que él guionista dice que entre el hogar donde nació y el cementerio en donde será enterrado hay un viaje que cubre 250 metros de distancia.
“Jean Claude apareció en lugar de mi padre, de alguna manera yo quería hacer un viaje con mi padre alrededor de los lugares por los que él viajó dentro y fuera del país, y de repente se me presentó Jean Claude, era como volver corpóreo a alguien que no está”, declara Rulfo.
La convivencia con este hombre –que experimentó en carne propia la fuerza de las contraculturas, y las formas vanguardistas de narrar en cine–, fue tan estrecha que Rulfo concibió en él a un hombre lleno de vida y con un elevado grado de entendimiento y amor por el prójimo.
“A Jean Claude siempre le decía papá y era bonito para los dos, él me dice hijo mío en el plan de que él no tuvo el hijo irreverente, malcreado y desobediente que a lo mejor él hubiera querido, pues tuvo dos hijas que son amables, pero tal vez le hubiera faltado esta otra historia”, continúa el realizador: “quería pensar que yo tenía ese padre al cual seguir por ese mundo, y al que podría hacerle ciertas preguntas”.
Esta es probablemente la primera historia del escritor y creativo en cine que carece de un guión, pero no por ello de estructura: “Es una idea de siete cartas, lugares que fueron importantes para él, donde [Jean-Claude Carrière ] hizo un texto de sesenta cuartillas más o menos, y a partir de ahí, se trataba de bajar esas hojas a la idea de hacer una película, lo cual era bastante complicado, porque no estaba escrito a manera de guión”.
Para Rulfo este trabajo era una gran oportunidad de conocer a uno de los escritores extranjeros que ha trabajado tanto para y en México, lo vio como una ocasión de aprender y conocer al exponente que estuvo detrás de las historias de Luis Buñuel. “Era como un master class para mí, un gran pretexto muy evocativo y provocativo, creo que es imposible resistir la tentación de trabajar con un maestro del cine, con un guionista de ese tamaño”, dice agradecido.
El nombre que recibe el documental es más una metáfora de lo que es la vida, pues Juan Carlos asegura que entre más consciente estés de tus raíces y del sitio al que te vas a dirigir, de esa misma manera encuentras un bálsamo para transitar por el mundo con una mayor confianza, seguridad y ligereza.
“Cuando se está cerca de los lugares en los que se nació, vivió y donde están tus antepasados, entonces de repente nos hace pensar que también llegaremos ahí, lo curioso de ese asunto es que el panteón donde está su familia se ubica a 250 metros de donde él nació”.