Elle, el gran retorno de Verhoeven

Elle-de-paul-verhoeven-Una mañana, Michelle Leblanc, la dueña de una empresa de videojuegos hiperviolentos y sexualizados (icónica mil veces Isabelle Huppert), quien trata como a niños a todos  los hombres que le rodean (ya sea la ladilla mediocre de su exmarido, el imbécil cornudo y mandilón de su hijo, el empleado admirador que se calienta imaginándola, el empleado creativo que la odia) se encuentra un día con la visita de la bestia: un hombre de negro con el rostro oculto bajo una capucha, quien la viola sometiéndola brutalmente.

Como si fuera la protagonista de Viólame (Baise-moi), toma el incidente como un “golpe de pene” y evita darle importancia (ante el escándalo de sus amigos cercanos, que la hacen arrepentirse de inmediato el haberles confiado el incidente). Pero luego es acosada por su violador, empieza ella a buscarlo, y entonces es violada de nuevo... Lo que sucede después es una historia tremendista cuyas decisiones ponen a este personaje junto con por lo menos dos de las odiadas/icónicas protagonistas del cineasta Paul  Verhoeven: Catherine Tremell, la brillante escritora y asesina bisexual de Bajos Instintos y Nomi Malone, la stripper bisexual y trepadora de Showgirls.

El director holandés (director también de Robocop, Machos y Delicias Turcas) exige confrontar de nuevo, una oscuridad a la que no han querido enfrentarse los valores liberales de nuestro mundo contemporáneo occidental: el deseo, la violencia y el poder destructivo del sexo, a partir de la exploración y utilización de un acto deplorable por parte de ambos partidos; la reversión laboral de los papeles de género; el cuestionamiento relativizador al discurso victimizante por parte de la mujer misma; la coartada de la herencia biológica para cometer un crimen; la mercantilización amoral del estupro; y la apología de la venganza, entre otras vertientes de esta erizada narración.

Para ello utiliza un armamento de gran peso y altamente sofisticado: una intérprete soberbia y a prueba de balas, sinónimo actual de actuaciones filosas, canónicas y enfurecedoras (gran parte de la publicidad de este filme, es que tuvo que ser filmado en Europa, pues no encontró una sola actriz americana importante que aceptara trabajar en éste); un guión osado que utiliza el thriller y el humor negro, para mezclarlo de forma sádica con los puntos claves del chick flick actual: amistades femeninas (aquí traicionadas por una infidelidad con toques necrofílicos); conflictos maternos/maternales (Michelle, hostiliza a su madre por permitirse ser chichifeada por un prostituto menor que ella); acomodamientos laborales invertidos (las mujeres arriba), complejos edadistas y romances otoñales; y, last but not least, el estilo vistoso derivado de la admiración que el director profesa por Hitchcock, Haneke, el cine hollywoodense de género, y su deseo reaccionario y aún intacto por seguir provocando la política sexual y los discursos contra la violencia.

No es para todos los gustos, pero ante todo, Elle es un tour de force interpretativo que seguramente llevará a la Huppert a recoger los premios de mejor actriz en los certámenes de cine más importantes.

Elle ha sido estrenada en la pasada edición del Festival de Cannes y recientemente fue parte del Festival de Cine de Morelia.


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