La Cordillera y El Canibalismo Viviente

Hace algunas décadas un avión cayó en la Cordillera de los Andes, terreno difícil para emprender un rescate casi imposible para la época. Varios de los accidentados tuvieron que llevar a cabo el canibalismo para lograr su sobrevivencia. Décadas después, el estupendo director argentino Santiago Mitre (director de la neodostoievskiana “El Estudiante” y de la magnífica exploración neofeminista “La Patota”), nos lleva al mismo lugar para observar ahora nuevos actos de barbarie y canibalismo, sólo que ahora políticos y a nivel latinoamericano, en busca de un tratado comercial latinoamericano liderado por Brasil y en contra de los intereses gringos.

Su nuevo filme, “La Cordillera” nos hace acompañar al recién electo presidente argentino (un infalible Ricardo Darín) a esta cena de negros, en la que él, un hombre común llevado a la presidencia, habrá de batirse con las múltiples facetas de cómo es visto él mismo a nivel nacional e internacional por socios, amigos y enemigos, mientras que por el lado familiar está por estallarle una bomba de consecuencias insospechadas, casi a niveles paranormales.

Soberbio thriller político de impecable factura que no le pide a nada al mejor Lumet o a la recientemente vilificada “House of Cards”, llega a veces hasta niveles borgianos en su guión, secundados por un soundtrack soberbio de Alberto Iglesias (“Todo sobre mi madre”) que acompaña el desarrollo dramático de un repartazo que lleva por protagonistas a todo dios latinoamericano encabezado por unos desatados Dolores Fonzi (“La patota” Mitre), Paulina García (“Gloria”, Cordero), nuestro Daniel Giménez Cacho (pronto en “Zama” Martell) y varia estrella más, aderezada en un par de secuencias por el diabólico norteamericano Christian Slater (“Ninfomania”, Trier) y la eficiente española Elena Anaya (“La piel que habito”, Almodóvar).

Nunca la traición y la corrupción en Latinoamérica había sido capturada de una forma tan suntuosa, contraponiendo el paisaje indómito y feroz de la cordillera andina con los despliegues arquitectónicos chilenos en una metáfora brutal de la civilización contra la naturaleza para contar historias sobre la oscuridad humana, en la que el concepto del bien y el mal ya no se sigue, sino que se crea a conveniencia, como bien explica, perpleja, el personaje de la periodista europea.

Este filme forma parte de la Muestra Internacional de Cine de la Cineteca, en salas durante noviembre de 2017.

 


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