Al inicio del documental de Luke Lorentzen, “Familia de Medianoche” se informa que en la vanguardista Ciudad de México se cuenta con 45 ambulancias de parte del gobierno para atender las necesidades de toda la población, lo que hace que surjan diversos grupos privados que manejan ambulancias particulares para cubrir el vacío que hay. Es así como conocemos y seguimos a la familia Ochoa, quienes noche tras noche se dedican a buscar personas accidentadas y así trasladarles a hospitales, privados en la mayoría de los casos, y así cobrar el servicio prestado.
“Familia de Medianoche” es dirigido con una mano bastante acertada por Lorentzen, quien logra balancear de forma inusitada diversos levantamientos que realizan en las calles de la ciudad con la interacción que tienen entre sí los miembros de la familia y destellos de su vida cotidiana, pero es más interesante lo que se puede apreciar en el candor de lo documentado y que puede pasar inadvertido.
Si bien el trabajo nos muestra como las autoridades locales están incapacitadas para cubrir lo que la sociedad requiere en materia de prevención, la forma en que los policías capitalinos se dividen entre aquellos que les permiten trabajar, quienes les avisan de accidentes y quienes buscan extorsionarles por lo que hacen, también hace un brutal relato de la rapacidad de aquellos que, amparados por la urgencia de las personas de salvar la vida, realizan negocio con la situación (uno muy malo que sólo les permite ir al día a día) haciendo alianzas con hospitales privados para llevarles a los pacientes, aunque eso signifique llevarles más lejos de donde podrían ser atendidos. Y es en ese detalle donde “Familia de Medianoche” cobra una relevancia más allá del retrato heroico de aquellos trabajan salvando vidas.
“Familia de Medianoche” encuentra sus mejores momentos en la interacción familiar, donde el padre es todo el tiempo confrontado por su hijo mayor, quien no para de insultarle, de recordarle su fracaso aunque lo admire y emule sus pasos, en la relación entre los hermanos, donde el mayor busca ser guía del menor, donde éste encuentra mayor diversión acompañando a sus familiares en los recorridos nocturnos que en estudiar, aunque en la ambulancia haga su tarea y lleve a sus amigos como si fuera un juego más. Pero donde quizá toca su fibra más íntima es en la relación del hijo mayor con su novia, a la que jamás vemos en pantalla, a la que nunca oímos, pero atestiguamos sus llamadas telefónicas, es ella quien se convierte en el motor humanizante de aquel ante las atrocidades le toca presenciar.
“Familia de Medianoche” es un documental ágil, divertido, aterrador, un retrato de lo mal se encuentra preparado el gobierno de la Ciudad de México para atender las emergencias, de cómo el dinero fácil en realidad nunca lo es y escasea, de la forma en que las extorsiones siempre aparecen cuando la autoridad se involucra (y es claro en su postura ante las nuevas alcaldías y cómo las llegadas de ésta recrudecen la rapiña policial). Es un trabajo que puede pecar de cándido pero que nos enseña sin desearlo una realidad que va más allá de lo pensado por su creador.
La cinta fue la encargada de inaugurar las funciones de Ambulante de la Ciudad de México en 2019.
“Familia de Medianoche”
Dir. Luke Lorentzen
México / Estados Unidos 2018
81 minutos
