Sueño de Trenes llegó a Netflix, la más reciente cinta del cineasta Clint Bentley coescrita por Greg Kwedar y estelarizada por el histrión australiano Joel Edgerton, basada en la novela homónima de Denis Johnson. En CineNT charlamos con el actor que da vida a Robert Grainier en un viaje a través de un relato que nos recuerda cómo nuestras vidas pueden ser un poema bello y una película que nos sacuda espiritualmente.
Edgerton comenzó repasando el largo trayecto para crear este Sueño de Trenes en cine. “Primero leí la novela, justo después de hacer Boy Erased y me sentí muy enganchado con la novela, tanto que intenté poner mis manos en los derechos del libro. Y digo esto con un poco de risa, pero honestamente estoy tan contento de que los derechos fueron tomados por alguien más porque tal vez hubiera intentado adaptarla sin éxito. Es un libro muy complicado de adaptar. No estaba seguro de si era algo que quería actuar o hacer un filme basado en la historia. Pero no sucedió y se fue de mi mente la idea”.
“Luego, cuatro o más años después, Clint Bentley me preguntó si quería participar en el filme. Me pareció casi demasiado bueno para ser verdad. De alguna manera él sabía que me encantaba este libro. Así que estaba muy curioso de cómo se adaptó y fue algo increíble. Él, como director, tenía tantas de las cualidades que tiene Robert como personaje. Es un hombre muy amable, abierto, generoso, gentil”.
“Pero la razón por la que creo que me atrapó es porque la historia se convierte en la idea de un western en ese periodo en América. Pero no uno en el sentido clásico que todos sabemos, tipo Clint Eastwood, en el que la violencia está muy en el fondo y la construcción de la historia es a menudo sobre violencia, venganza o retribución. Aquí, descubrí un western que es pensativo, filosófico y casi religioso en términos de su exploración del propósito de la vida, preguntando preguntas de por qué estamos aquí y qué hacemos con nuestro tiempo en la Tierra y qué significan nuestras conexiones con otras personas”, apuntó Joel.
“En ese sentido, fue la exploración y la dignidad de la vida ordinaria, que no se ve muy frecuentemente celebrada en el cine porque estamos acostumbrados a ver películas sobre alguien que hizo algo increíble o cambió el mundo. Pero aquí está Robert viviendo su vida de una manera mundana, pero hay algo majestuoso sobre ella y creo que tiene su lugar como una pieza de cine. Realmente creo que la mayoría de los que están viendo películas tienen vidas normales y se ven a si mismos de esa forma. Es genial tener un espejo para esa experiencia, incluso si estamos viendo un logro y ayudando a construir las carreteras en una era desagradable”, afirmó a su vez el protagonista.
Es esa simplicidad aparente de la vida lo que ocasiona en él y la audiencia una conexión inmediata con el relato. “Podemos ver algo de nosotros mismos en Robert Grainier porque sabemos qué es el amor o tenemos familia y como luchamos por ello. Y en algún punto, desgraciadamente, experimentaremos algún tipo de dolor o pérdida si somos parte de una comunidad o familia. Encontré algo muy reflexivo en todo esto. Seguir el viaje completo de un hombre común fue algo tan personal, sabiendo que mi vida había llegado a un punto en el que tenía muchas más similitudes con el personaje que antes, fue algo emotivo y maravilloso”, señaló Edgerton.
“Sabía que trataba temas preponderantes, como el uso y abuso de trabajadores migrantes, las ideas sobre nuestra conectividad con el medio ambiente y nuestro abuso del mundo y cómo lo arrojamos sin dar atención real al futuro, así como las sensaciones que tenemos sobre qué tan rápido se mueve el mundo en términos de nuevas invenciones y tecnología y cómo nos preocupamos por estas cosas que afectan a nuestra industria, el futuro y nuestras mismas carreras. Ver cómo el público conecta con algunos de estos asuntos y los aspectos humanos, normales y universales de amor, familia y pérdida ha sido impresionante”, puntualizó.
Y es que, para Joel Edgerton, la vida de cualquier individuo es interesante y toda una historia digna de ser contada en cine. “Todos creemos que somos una versión de un ser humano de cartón. No nos vemos como celebridades, sé que soy un actor, pero hablando generalmente de gente, y no nos vemos como algo especial. Todo el mundo es interesante si le preguntas a alguien lo suficiente y te interesas por ser curioso, lo descubres. En particular los más viejos. Con ellos, su vida se vuelve más una historia y creo que eso es fascinante por su recuerdo del pasado. Para mí es absolutamente verdad que realmente solo con escuchar y preguntar a otro, descubrirás las cosas más maravillosas”.
“El error que cometemos es que lo hacemos como mecanismo de sobrevivencia. Tan pronto como encuentras a una persona, ideamos nuestra mente con juicios sobre los demás y el momento en que empiezas a preguntar, el juicio inmediato de la percepción te lo arruina todo. Si todos fuéramos más curiosos sobre los demás, probablemente nos acompañaríamos mejor y podríamos, entender que, una vez que escuchas la historia de alguien, no puedes ayudar, pero puedes imaginar caminar en esos zapatos. Ese es mi trabajo como actor, por un lado, pero también es algo que me interesa mucho generalmente como persona”, confesó.