1988. Ruthless Records saca su primer disco de larga duración, Straight Outta Compton de N.W.A. (Niggaz Wit Attitudes), que se convertiría en piedra angular del gangsta rap y pondría el hip-hop en otros niveles. Pronto la grabación se convertiría en uno de los más grandes éxitos al ser adoptadas sus letras por toda una generación de jóvenes negros que se identificaban con los temas trataban. Dr. Dre, Eazy-E, Ice Cube, DJ Yella y MC Ren se convertirían pronto en ídolos y modelos a seguir, a pesar de sus antecedentes. Ahora en 2015 se estrena la cinta homónima al álbum, la cual retrata el ascenso y caída de N.W.A., presentándoles a nuevas generaciones que pueden, casi treinta años después, seguirse identificando con lo que ellos denunciaban.
El cine mexicano cuando busca hablar de relaciones familiares cae por lo regular en las cintas moralinas, aburridas, llenas de clichés donde todo es casi perfecto y tan poco realista qua aburre desde las primeras imágenes. Pocas logran dar un paso adelante y ser recomendables o por lo menos entretenidas sin sentir que estamos asistiendo al sermón dominical para sentirnos regañados y empujados a hacer cosas no nos interesan. En ese sentido la nueva película de Walter Doehner, Entrenando a Mi Papá, es una grata sorpresa donde nos encontramos una película que a pesar de tratar sobre dramas familiares logra enganchar al espectador y llevarle a disfrutar lo que pasa en pantalla.
“La Araña” Salazar es el portero más importante de México, con presencia ya en Europa y titular indiscutible de la Selección Nacional de Futbol. Una noche al ir discutiendo con su esposa sufre un accidente que le fractura una mano y mata a su pareja, dejándole a cargo de su única hija. Dos años después el exarquero vivo sumido en la depresión, alcoholizado la mayor parte del tiempo. Cuando su hija se hace amiga de una reportera de televisión deportiva, la vida comienza a cambiar para él y empieza a cuestionarse si no será momento de darse una segunda oportunidad.