El segundo largometraje de la directora iraní, Bani Khoshnoudi, radicada en México desde el 2009, es un agudo retrato sobre las consecuencias del desplazamiento, del reafirmar la identidad y, sobre todo, de la honestidad sobre quien es uno. “Luciernagas” es un trabajo tan entrañable y lleno de significados que sólo podría transcurrir en un lugar mágico e ideal para ello, como el puerto de Veracruz, centro de llegada de migrantes, inmigrantes y donde todo es permitido y a la vez no lo es.
Ramin, un joven iraní, ha llegado a México en un barco turco, el cual le ha dejado en el puerto de Veracruz, en lo que busca trabajos para ganar dinero que lo lleve lejos de México, comienza a conocer el lugar donde se encuentra, a la par que entabla amistad con la mujer atiende el hotel donde se hospeda y con un centroamericano. Pronto comienzan a aflorar sus verdaderos sentimientos y la razón de la fuga de su país, es homosexual.