La gira de Ambulante continúa celebrando sus 20 años con grandes documentales y testimonios que buscan fomentar, compartir y transformar la perspectiva no sólo de las audiencias sino de la sociedad misma. En cineNT platicamos con el director de “Binnigula’sa’: Los antiguos zapotecas” Jorge Ángel Pérez, así como con la profesora Edith Guerra, sobre una de las obras que participan en este certamen y que permite revalorar las cuestiones sobre la cultura de los pueblos indígenas.
El personaje que lleva la narrativa del documental es Ta Cándido, que descubrió una importante figura de una deidad en su pueblo, misma que fue llevada al Museo Nacional de Antropología con la promesa de devolverla eventualmente. “En la comunidad es un personaje muy importante precisamente por ser el descubridor de este monolito. Él, al igual que otros personajes de la comunidad, es invitado a la escuela a compartir sus saberes. Cándido había sido invitado al museo antes de que se hiciera el documental porque tenía interacción con los niños, que contribuían con sus conocimientos en el aspecto de identificar cuáles son las zonas arqueológicas que están cercanas a la escuela”, señaló la profesora Guerra.
“La aportación de Ta Cándido y la importancia de este sitio arqueológico, radica en que él, en este montículo artificial que crearon nuestros antepasados, donde encontró la pieza, nos describe cómo era el área en el tiempo en que él era adolescente, cómo se dio el encuentro con la pieza, cómo la comunidad ayudó al rescate de la misma y, tristemente, cómo se la llevaron con engaños al decirle a la comunidad que se la iban a llevar para estudiarla y que iba a regresar”, añadió a su vez el cineasta.
“Cándido nos contaba que hubiera querido tener el apoyo en aquel entonces para poder reestablecer eso porque pasaban los años y no se devolvió la pieza nunca ni se tenía la información acerca del famoso estudio que iban a hacer. Entonces él lamentaba que el pueblo no se organizara para pedir la devolución de la pieza pero él sin duda es una figura muy importante por la aportación y descubrimiento del monolito”, apuntó Pérez.
Pero detrás de la poderosa historia de Cándido, también existía la de las raíces de un pueblo. “Soy originario de un lugar zapoteco oaxaqueño en la región del Papaloapan y crecí en el Istmo de Tehuantepec y para mí, la temática que aborda la película me era muy relevante, porque creo que es algo que viven y han vivido todos nuestros pueblos y que sigue latente, es una situación que se sigue viviendo en las comunidades. Considero que estas expresiones culturales que tienen los pueblos no sólo reflejan su historia, sino su cosmovisión, su vínculo con el territorio y más”, afirmó el realizador.
“Entonces no sólo son piezas para mostrar, tienen una carga incluso política. Y cuando estas piezas son despojadas de los pueblos sin su consentimiento, no solo se fractura una parte de la cultura o la historia, sino además se interrumpe la posibilidad de transmitir a las nuevas generaciones parte de la misma que es tan relevante, junto al trabajo que hace la profesora Edith con los jóvenes”, complementó Jorge Ángel.
Esta amalgama de situaciones se conjuntó para crear una atractiva narrativa sobre ambos puntos. “Me interesaba abordar este tema y lo que se sabe en la comunidad y en la región. Cuando empezamos a hacer el proceso de investigación, el monolito nos parecía una pieza muy relevante con una historia que no había quien contara. Hasta que un día, Félix Santiago que es originario de la comunidad y participó en la película, se comunicó conmigo y me comentó que había conocido a una persona que decía conocer al verdadero descubridor de la pieza y en ese momento me fui con mi cámara y conocimos en persona a Ta Cándido. El hacer el documental resultó ser una manera de reivindicarlo y reconocerlo a él como el verdadero descubridor del monolito”, expresó.
La profesora Esther resaltó la lucha que han tenido para restituir a esta deidad de la comunidad. “Es una pelea que se ha dado y viene creciendo desde hace muchas décadas. Hubo varios momentos en los que se ha pedido la restitución de la pieza, desde diferentes personalidades, grupos y más dentro de la comunidad. Lo que te puedo decir es que considero que estos espacios, como son los museos en las grandes ciudades, muchas veces tienen unas narrativas que son un poco complejas, incluso pueden llegar a ser hasta violentas hacia las comunidades, porque no dejan de tener unas prácticas bastante coloniales”.
“Eso se da en el sentido de sustraer estos elementos culturales sin el consentimiento de las comunidades para ser exhibidas. Muchas veces se exhiben reconociendo y destacando su valor estético, incluso a veces histórico, pero despojado de todo su contexto y su valor político y lo que significa para la comunidad en términos de cultura, cosmovisión, de territorio, y reconocimiento de la historia, pero una que viene desde sus luchas por seguir existiendo”, complementó.
Asimismo, Pérez habló sobre la importancia de preservar las raíces y las culturas de los pueblos originarios. “La película es una invitación a que las instituciones y estos espacios se abran al diálogo y a la escucha de las comunidades y se reconozca que así como existimos una diversidad de pueblos, también existe una diversidad de maneras de entender la preservación. Creo que se deben de construir esos espacios de diálogo donde se escuche a las comunidades y juntos se puedan crear lugares que reconozcan esa aportación de las comunidades y que también se replantea la manera de exhibir estas expresiones culturales más apegadas al contexto de las comunidades”.
“Se tienen que respetar los derechos de los pueblos indígenas a preservar su propia cultura. Desgraciadamente los grandes museos no le permiten el acceso a todos como mexicanos para poder acudir a ellos, por la distancia, el dinero o la misma desigualdad socioeconómica que existe entre nosotros. Entonces, como no puedo llevar a mis niños a estos lugares, nosotros decidimos construir nuestro propio museo. Y la comunidad cree y tiene fe en este proyecto. Por eso es que una sola persona no hubiera podido crearlo”, acotó el cineasta.
La profesora Esther fue tajante ante esta falta de diálogo y la labor de preservación que se hace. “Nosotros, como comunidad, padres, vecinos, y como institución, nos hemos dado la tarea de rescatar este patrimonio, de concientizar a la gente de que no se vende, porque ha sido mucho el saqueo que ha habido por parte de arqueólogos que llevan estas piezas hasta el extranjero y que han despojado a los pueblos. Asimismo, el gobierno, a lo mejor con la intención de concentrarlo en las grandes ciudades, se ha olvidado de que los pueblos también merecen tenerlo cerca”.
“La importancia de las comunidades, los museos comunitarios y escolares es poder demostrar que los pueblos indígenas tienen la capacidad de resguardar su cultura y su patrimonio”, concluyó.