Durante el pasado FICA en algún momento surgió una pequeña plática sobre los lugares comunes en películas y todos aquellos términos que usualmente se utilizan en críticas de cine. Por un parte se comentó que para los jóvenes, aquellos que apenas se están acercando a ver cine, en realidad no existen lugares comunes, que ellos van formando su criterio. Por otro lado, sin decir que lo antes dicho no sea cierto, también existe un pasado que si se olvida entonces también se pierde una parte fundamental en cualquier análisis. Y la historia no afecta sólo al cine, en cualquier tipo de arte existe el mismo problema.
En cuestión de historias se ha dicho de mil maneras que no es la historia la que importa, es el cómo está contada. No es lo mismo Diario de una pasión (The Notebook Cassavetes, 2004) a P.S. I Love you (LaGravenese, 2007), cada uno de nosotros contamos las cosas de manera diferente y es esa diferencia que hace cada cosa única. Sin embargo, no todos son cuentacuentos. Y algunos deberían mejor abstenerse de contar historias, así como algunos no tienen gracia para los chistes otros simplemente no atinan para transmitir una historia.
Las paredes hablan de Antonio Zavala, quien recientemente presentó Deseo en el FICA, es una película que busca ser una historia romántica, una historia que se supone trasciende desde 1810 a 1910 al 2010. Sin embargo el resultado muestra una narrativa lejana a la cinematográfica que desespera, cae en lo ridículo del género y confirma que hasta para ser cursi se necesita un toque especial y no sólo poner música romántica y a una pareja de (supuestos) enamorados.
La voz en off para muchos críticos es el camino fácil a no saber cómo contar las cosas visualmente, para otros es un recurso que funciona en algunos casos. En comedia la más reciente es Ted, en la que el narrador, lejos de sentirlo como un intruso, es parte de la historia.
Sin embargo, en Las paredes hablan la voz en off resulta un distractor. Se intenta presentar como una herramienta que pretende ser el hilo conductor entre épocas aunque no logra más que ser redundante a lo que vemos en pantalla, dos jóvenes supuestamente enamorados, almas reencarnadas en diferentes épocas y situaciones, pero ellos seguirán amándose pese a todo lo demás. La voz en off no dice más de lo que vemos, no ayuda a avanzar la historia, y lo que el espectador bien puede descubrir en el transcurso de la película se le “relata” desde un principio. Cabe resaltar que en cine es siempre mejor decirlo en imágenes que en palabras.
La escritora Carmen Boullosa, autora de la novela homónima, es la guionista en la película. No conozco la novela y aunque al conocer la obra original ofrece una perspectiva diferente. Una adaptación cinematográfica debe ser un ente separado; misma esencia pero con su propio estilo. La adaptación de Boullosa a la pantalla grande se quedó corta al no encontrar un ritmo adecuado haciendo la película demasiado larga y tediosa, con personajes que rayan algunas veces en lo ridículo y con escenas más cercanas a las telenovelas que a películas románticas, cursi-derrama-miel.
Cabe resaltar el nivel de producción de la película, los vestuarios y escenarios son visualmente bellos, lástima se pierdan en una historia que intenta ser una “chickflick” sin encontrar una voz que la distinga más allá de ser un lugar común en el género de los dramas románticos.
Director: Antonio Zavala Kruger
Guión: Carmen Boullosa
Estreno: 7 de diciembre de 2012
México, 2012