Siempre que escuchamos hablar de ciencia ficción lo primero viene a la mente son naves espaciales, extraterrestres, cosas que no pasan en la Tierra y que tienen que ver más con la fantasía y el mundo del ensueño. Pocas son las cintas, relatos, historias, que se atreven ir más allá de ese concepto y regresarnos al concepto puro donde la historia refleja las preocupaciones de la época y lo hace en un contexto que si bien se parece a lo que conocemos, toma su distancia de ello.
Después de que su esposa le abandona por otro hombre, David debe ingresar a un Hotel para buscar pareja, si no la encuentra en 48 días será transformado en un animal, el de su elección. Tras casi agotar su tiempo escapa a los bosques donde se une a los solitarios, quienes castigan cualquier acto que rompa la individualidad del individuo y lo acerque a una pareja, lugar donde, obviamente, se enamora.
La nueva cinta de Yorgos Lanthimos, viejo conocido del cinéfilo mexicano que ha visto cintas suyas como Dogtooth (2009) y Attenberg (2010), regresa con una demoledora cinta de ciencia ficción que coquetea con la comedia negra y el drama sociológico, una mirada nada complaciente sobre las relaciones de pareja y las relaciones sociales que se implementan en la sociedad moderna. De forma sutil nos hace partícipes de una torturante sociedad donde el romper el orden conlleva al ostracismo. Con un ritmo semilento, donde las sorpresas se van dando de forma dosificada, la película no deja de sorprendernos y rompernos con cada situación.
La película es protagonizada por un irreconocible Colin Farrell, no sólo por su claro sobrepeso, sino por la calidad de su actuación, recordándonos que en algún momento fue una promesa y no uno más de los que jamás lograron consolidarse. También tenemos en un conmovedor papel a Rachel Weisz, y a una Léa Seydoux como una despiadada líder que no hace más que llevarnos a odiarle. En papeles secundarios pero impactantes encontramos a uno de los reyes del cine b, John C. Reilly, así como a Ben Whishaw quien deja claro que hacerle de Q en las cintas de Bond sólo es un pasatiempo. Angeliki Papoulia, actriz fetiche del director, aparece acá como una mujer sin corazón que, sin embargo, es la única que no está dispuesta a ceder ni un milímetro en la búsqueda de su pareja perfecta.
La Langosta por momentos parece que no tiene ni idea de a dónde va ir, a llevar al espectador, pero lo cierto es que todo es una treta para descontrolar al que ve la película, todo el tiempo sabe a dónde quiere llevarnos, y lo que es mejor, sabe que al llegar al final del viaje, quedaremos conmocionados ante ese final que nos horroriza, nos complace, nos recuerda nuestra propia fragilidad.
La cinta critica las actitudes totalitaristas en la sociedad, desde el lado de aquellos que controlan el poder en los países, así como del lado de los que luchan contra lo que consideran una opresión sólo para demostrar que buscan imponer otra, igual de violenta y sin sentido que la otra. Y lo hace en juego de espejos que a pesar de no ser instantáneos logran crear los ecos necesarios para que veas las similitudes en sus puntos de no coincidencia. De ellos el punto de cómo se maneja la sexualidad es aterrador en ambos casos.
Estrenada en México durante el pasado Festival Internacional de Cine de Morelia, la cinta llega como parte del programa de la 60ª Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional, convirtiéndose en un manjar que se debe paladear, disfrutar, sufrir, experimentar en cines. De las imperdibles de este 2016.
Los invitamos a ver el tráiler.
La Langosta (The Lobster)
Director: Yorgos Lanthimos
Guión: Efthymis Filippou / Yorgos Lanthimos
Con: Colin Farrell, Rachel Weisz, Léa Seydoux, Angeliki Papoulia, John C. Reilly, Ben Whishaw
Fecha de estreno: 16 octubre 2015 (Inglaterra)
País: Irlanda / Inglaterra / Grecia / Francia / Holanda
Duración: 118 minutos