Es común que si es un producto toma suficiente fuerza éste aparezca en todos lados y actualmente también llega al punto de tener su propia película. Este es el caso de Angry Birds, un juego para celulares con la simple premisa de que un grupo de pájaros pelea en contra de los cerdos porque éstos se robaron sus huevos.
En un juego no se necesita más que ser claros y dejar que la dinámica tome el protagonismo porque lo único que se busca es que el jugador se enganche, no que escriba una disertación filosófica. Sin embargo, debido a esa estructura tan sencilla era casi impensable que se pudiera lograr una película mínimamente aceptable.
Cuando se anunció la película de Angry Birds no se pudo pensar en otra cosa que el más puro oportunismo para explotar aún más un simple juego. Lo sorpresivo es que el resultado no es el esperado, Angry Birds tiene un humor simplón y a pesar de mexicanizar el doblaje, es mucho más divertida que otras películas de animación.
Bajo la dirección de dos veteranos de la animación, Clay Kaytis y Fergal Reilly, y con un guión de Jon Vitti. La cinta gira entorno a Red, un pájaro rebelde y con problemas de ira que debido a sus constantes arranques termina en terapia de grupo para manejar su volátil temperamento. En dicha terapia conoce a tres pájaros más con problemas similares que, al igual que él, son rechazados de la perfecta sociedad en la que viven y que no es hasta que descubren el terrible plan de los cerdos que este grupito se convierten en los héroes.
El doble no es tan malo como en otras ocasiones, la mexicanización no pasa de algunos “no manches” y un molesto y repetitivo “ya valió”. Hay que resaltar que no utilizar groserías, el humor es bastante simplón y con un leve toque sarcástico, además de que toca el tema de actualidad que es el bullying y de dar un pequeño mensaje de no esperar que alguien más te salve cuando es uno quien debe tomar las riendas de su propio destino y actuar.
Angry Birds es una película familiar, pero hay que ir con la idea de que el humor es bastante simplón y no siempre uno se ríe de ese tipo de bromas. Pero la animación es buena, además de que la batalla final es genial y muy divertida, sin quitarle peso al resto de la historia que muestra una bonita historia de aceptación tanto de uno mismo como de la sociedad a otros que considera diferentes.
