Eugenio Polgovsky nos presenta en su nuevo documental un caso de contaminación que ocurre en la cascada de El Salto de Juanacatlán, Jalisco, la cual era conocida como “el Niágara mexicano”, poseedora de un desnivel de 20 metros, perdiendo su encanto y fuerza a partir de la década de los 70 cuando se instaló un corredor industrial a sus orillas, el cual utilizó el río como vertedero de sus contaminantes.
Polgovsky nos lleva a recorrer la zona a través de los recuerdos de los habitantes de la zona, los cuales rememoran su infancia en un lugar lleno de luz y vida, donde la pesca y el uso de agua potable directa del río era la fuente de trabajo y alimento del lugar, perdiendo todo ello con la fábricas que si bien reclutaron a la gente local para su mano de obra, también se llevó todo lo demás.
El director hace uso de diversas imágenes de stock para acentuar el contraste de lo que fue la cascada con la actualidad, mostrando la pureza del agua y contrastándole con un río que esta en espuma permanente de tanto deshecho tóxico se ha vertido en él, destrucción que ha sido ignorada por la autoridades que argumentan que todo se encuentra en los límites permitidos, lo cuál puede ser cierto en el sentido legal, pero no ético o moral.
Eugenio confirma que es un gran creador de historias a partir de entrevistas e imágenes, tal y como ya lo demostrara con Los Herederos o con Mitote, pero aún sigue con una tendencia a alargar un poco lo que narra, repitiéndose y cansando un poco con ello a pesar de que el mensaje ya ha sido entregado y el espectador está asimilándole.
Resurrección es un canto de esperanza a que la cascada no muera y reviva, que logre recuperar su esplendor y que el gobierno, iniciativa privada y habitantes comprendan la importancia de salvar el lugar para que futuras generaciones puedan aprovecharle. No es una cinta demasiado optimista, pero su denuncia merece ser vista y apoyada,
El trabajo se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Morelia 2016.