En 1988, el cineasta californiano Tim Burton, que había salido de Disney por diferencias creativas, lanzaba su segundo filme como director. Después de haberle dado vida a la extravagante mirada de Pee Wee Herman (Paul Reubens) y su breve paso por la televisión con episodios de Alfred Hitchcock presenta y el Faerie Tale Theater, tomaría esta comedia de humor negro centrada en una pareja de fantasmas, los Maitland (Geena Davis y Alec Baldwin), y su encuentro con la familia Deetz que deriva en la presencia de este autodenominado bio exorcista dispuesto a todo llamado Beetlejuice (Michael Keaton).
“El Súper Fantasma” (apodado así en México) sería una ventana interesante hacia la creatividad de un autor que, a través del choque de mundos de vivos y muertos, comenzaba a crear un sello estilístico en el que Burton se divertía usando efectos prácticos. Pero ese cineasta se perdió en un limbo entrando al nuevo milenio, teniendo algunos chispazos con “El Cadaver de la Novia” (2005) o el musical “Sweeney Todd” (2008), pero perdiendo esa mirada entusiasta e, incluso, su pasión por hacer cine.
Afortunadamente, “Beetlejuice Beetlejuice”, el regreso de este siempre elocuente, alocado e incorrecto espectro, muestra nuevamente a aquel Tim que se divertía haciendo cine, recurriendo a lo que le gusta: crear universos alocados salidos de su mente y hacerlo de manera práctica, alejándose por completo de los efectos CGI y recuperando un poco de esa esencia que lo hizo ganarse un nombre en la industria hollywoodense.
“Beetlejuice Beetlejuice” nos trae de vuelta a los Deetz, específicamente Lydia (Winona Ryder), que no deja atrás el hábito de poder comunicarse con los muertos. Teniendo un programa de televisión y un agente con intereses románticos por ella de nombre Rory (Justin Theroux), recibe la terrible noticia de la muerte de su padre. Esto hará que la familia Deetz se reúna de nuevo para darle un último adiós, a pesar de que los conflictos de madres e hijas de esta familia impidan cierta armonía para ello. Mientras el mundo de los vivos se centra en este dilema familiar, el de los muertos sufre un giro inesperado cuando Beetlejuice (Keaton) recibe la noticia del desafortunado regreso de Delores (Monica Belluci), una irresistible pero atractiva muerta que tiene sed de venganza y tiene en la mira al bio exorcista, ahora todo un experot burócrata del inframundo. Con estos dos conflictos en velo, pareciera que el mundo de los vivos y los muertos nuevamente chocará y el súper fantasma tendrá una nueva oportunidad para poder casarse con el amor de su vida, Lydia.
Aunque esos planteamientos parecen ser toda la cinta, el guion los plantea en tan solo sus primeros veinte minutos, dejando en su desarrollo unas cuantas sorpresas y si, una historia llena de subtramas, giros y personajes que no terminan de funcionar por completo. A pesar de ello, la gran virtud de esta secuela reside no en la lógica de su relato, sino que está consciente de todas las conveniencias que Burton y compañía conceden con el fin de solamente divertirse con este universo. Y francamente, le funciona bien.
A pesar de la licuadora empelada para el exceso de tramas, existe una central entre las mujeres de la familia Deetz y su conflicto. Y es que Lydia encuentra las mismas dificultades para conectar con su hija (Jenna Ortega) que ella enfrentó con su propia madrastra, Delia. Ese es uno de los principales puntos del relato, mismo que poco a poco se vuelve más entrañable. Asimismo, esta secuela presenta la otra cara de lo visto en la primera al enfocarse más en los vivos y su percepción del “otro lado”, mostrando un escepcticismo que refuerza el conflicto de los protagonistas mas allá de lo soso que puede llegar a ser.
La otra cara importante del relato recae en Beetlejuice, quien hace de todo para salirse con la suya esta vez. Aquí el súper fantasma es el pegamento que amalgama todas las historias, poniéndolo en el centro de atención. Eso favorece al relato, pues como era de esperarse, Burton le saca mucho provecho al mundo de los muertos. Cuando la cinta se mete de lleno en él, alcanza sus mejores momentos y toma un ritmo diferente, consiguiendo los puntos más divertidos de todo el filme gracias a la locura del director que oscila entre grandes homenajes (échenle ojo al “Soul Train”) y aquel sello característico que, hace 36 años, lo colocó como un director diferente.
Aunque en muchos sentidos, “Beetlejuice Beetlejuice” es un regreso a esas bases, se añaden nuevos actores y uno que otro cameo para enaltecer la hilaridad de la cinta. Willem Dafoe goza el interpretar a un actor convertido en policía en el inframundo, Belluci luce encantadora (y por momentos hasta desaprovechada) como la amenaza andante de Delores, una mezcla entre la Novia Cadáver y la Novia de Frankenstein clásica, y Justin Theroux como el pretendiente de Lydia que parece ocultar ciertas cosas. Esa triada disfruta participar en este mundo demente donde vivos y muertos cruzan sus respectivas líneas.
Tal vez es Jenna Ortega quien, curiosamente, no encaja del todo. Y es que aunque parece ser una de las nuevas actrices fetiche del realizador californiano después de “Merlina”, parece nunca salir del mismo rango actoral mostrado en otros proyectos. Aunque encaja bien con la historia que le plantea el filme, por momentos llega a ser irritable. Ese problema también lo padece un poco Winona Ryder, pues el guion jamás se toma la molestia de expicar cómo pasó de ser la mejor amiga de los Mailtand y amar a los espectros a mostrarse temerosa de ellos, lo cual se siente como algo fuera de su personalidad inicial.
A pesar de ello, el conflicto entre ambas funciona bien para sortear esos dilemas. Sin embargo, es Michael Keaton como Beetlejuice la verdadera joya de este relato. Para el actor nominado al Óscar, parece no haber pasado el tiempo. Atascado en su vida burocrática en la que su viejo amigo, Bob, es su mano derecha, conserva ese sentido natural de improvisación, humor pesado, obsceno e incorrecto de siempre. Burton le saca completo jugo a su interpretación que se mantiene tan fresca y eficiente como hace más de tres décadas.
Sumado a eso, está otra dupla que casi siempre resulta infalible, mas allá de la calidad de las cintas. Y esa es la de Tim con su compositor de cabecera, Danny Elfman, quien vuelve al mundo del bio exorcista de buena manera, dándole un toque especial esta vez. Ni qué decir de la virtud en el diseño de producción y maquillaje, mismo que se desata y luce en el mundo de los muertos en gran forma. Esa galería de diversas defunciones y el absurdo que llegan a reflejar en el detalle de cada uno son prueba de la diversión que el director tuvo haciendo este proyecto.
Así, “Beetlejuice Beetlejuice” no se encuentra entre los mejores trabajos de Tim Burton, sin embargo si se siente que regresa de buena forma al sentirse libre de toda presión y solamente hacer lo que más le gusta: jugar con los efectos prácticos. Esto le da cierta vida a un mundo de los muertos que jamás de había sentido tan vivo en una secuela donde el kalypso se cambie por un gran sentido del humor y un bio exorcista que demuestra que nunca hace mal volver a los orígenes y hacer algo entretenido. Es hora del espectáculo.
Los invitamos a ver el tráiler.
“Beetlejuice Beetlejuice”
Una muerte lleva a tres generaciones de la familia Deetz (Delia, Lydia y Astrid) de regreso a su hogar en Winter River. Aún atormentada por Beetlejuice, la vida de Lydia da un vuelco cuando el portal al Más Allá se abre accidentalmente. Con problemas en ambos reinos, es sólo cuestión de tiempo hasta que alguien diga el nombre de Beetlejuice tres veces y el travieso demonio regrese para desatar su propio tipo de caos.
Dirección: Tim Burton
Guión: Alfred Gough / Miles Millar
Con: Michael Keaton, Winona Ryder, Catherine O'Hara, Justin Theroux, Monica Bellucci, Jenna Ortega, Willem Dafoe
Distribuidor: Warner Bros. Pictures
Fecha de estreno: 05 septiembre 2024 (México) 06 septiembre 2024 (Estados Unidos)
País: Estados Unidos 2024
Duración: 105 minutos