El automovilismo es un deporte que, a pesar de todo, contagia de emociones a sus seguidores. No en balde ha sido abordado por el séptimo arte con diversos resultados como la bastante irregular “Driven: Alta Velocidad” (Harlin, 2001), la locura cómica de ”Carrera de Locos” (Needham, 1981), el memorable drama “Rush: Pasión y Gloria” (Howard, 2013) o la entretenida adaptación de videojuego “Gran Turismo” (Blomkamp, 2023). Pero ahora toca el turno a la máxima categoría, la Fórmula 1, de entrar al circo cinematográfico a través de un blockbuster bastante efectivo que te sumerge en la experiencia de un piloto de este tipo de carreras.
Dirigida por Joseph Kosinski, “F1: La Película” (F1) nos presenta al veterano conductor de carreras de todo tipo, Sonny Hayes (Brad Pitt), que después de un accidente casi fatídico le entra a todo tipo de competiciones en auto. Pero su segundo aire lo recibe gracias a su amigo, Rubén Cervantes (Javier Bardem) que le ofrece un boleto para retomar un viejo sueño: ser piloto de Fórmula 1 con un equipo que no ha ganado una sola vez en dos años. Ante semejante reto, Hayes acepta, pero el camino a la bandera de cuadros no será sencillo al tener como compañero al egocéntrico novato Joshua Pearce (Damson Idris), con quien tendrá que encontrar la forma de hacer equipo y salir adelante.
Aunque la trama es muy sencilla y parece una peculiar cruza entre otra cinta de culto de automovilismo, “Días de Trueno” (Scott, 1990), producida por el mismo Jerry Bruckheimer, y la franquicia que revivió Kosinski con una esperada secuela, “Top Gun” (Scott, 1986), la dirección frenética e inteligente del cineasta, acompañada de una fotografía y tomas que te meten de lleno a lo que un piloto vive en cada carrera, dentro y fuera de la pista, hace que las dos horas y media de duración del filme fluyan de buena manera.
Afortunadamente para “F1” pareciera que Kosinski ha encontrado por fin la forma narrativa y el adecuado ritmo que requieren este tipo de filmes, aplicando lo aprendido sobre todo en “Maverick”. Aquí, el cineasta usa diversas tomas pero no abusa de ellas, sobre todo al momento de las carreras, alejándose del uso de drones para el lucimiento de las pistas, sino que lo importante es ese lado humano, ese peligro, la presión, incluso la marrullería que cada piloto aplica. Por ello, nos hace ver por el retrovisor, se enfoca en las miradas o en los guantes, en el volante, de todo un poco para que uno viva la experiencia que, en formato IMAX, luce impresionante.
Aunado a ello tenemos la participación de uno de los mejores compositores que existen actualmente en el séptimo arte: Hans Zimmer. Su banda sonora resuena como excelente acompañamiento de las emociones que Sonny Hayes vive. Siendo un hombre de pocas palabras, la música le da identidad a sus actos y momentos. Sumado a ello tenemos una banda sonora que usa de todo, desde rock clásico como Queen y Led Zeppelin, con quien comienza la estruendosa primera carrera del filme, pasando por Tate McRae y su “Keep Watching”, “Gasoplien” de Obongjayar y “No Room for a Saint” de Dom Dolla con Nathan Nicholson, mismos que le dan ese sentido urbano/fiestero que también tiene esta cinta.
Otro aspecto técnico digno de aplaudirse es el diseño sonoro, donde las carreras se sienten de verdad. Desde el sonido de los motores hasta los accidentes y el equilibrio que mantienen éstos con la banda sonora del filme funciona de forma excelsa. Ni qué decir de Claudio Miranda, cinefotógrafo que sabe exactamente balancear las imágenes entre las secuencias de automovilismo, la grandiosidad de los escenarios y también el lado humano. Con una paleta de colores nada exagerada, juega entre cálidos y fríos para complementar bien el universo creado por Kosinski y compañía.
Brad Pitt se siente cómodo en su papel de Sonny. Es grato ver cómo el veterano, que parece no temerle a nada, muestra su lado más vulnerable y funge como maestro a un joven que no desea su ayuda. Es su seriedad combinada a su espíritu aventurero que le da un toque natural al personaje. Este se complementa muy bien con Damson Idris, que, al inicio, muestra un total rechazo pues se deja llevar por la voracidad de ser el número uno, olvidando que no existe el egoísmo en un equipo. El arco, por sencillo que se desarrolle, se nutre de la interacción con Pitt, en quien va conociendo un lado diferente del deporte, pero también de la vida misma, convirtiéndose poco a poco en un alumno avanzado que toma la bandera del posible líder en quien quiere convertirse.
Al lado de ellos tenemos al equipo completo de los corredores, donde destacan la presencia de Kim Bodnia y Kerry Condon, actriz que tiene un interesante peso al ser la única mujer ingeniera en todos los equipos, demostrando por ahí un relato de empoderamiento femenino y éxito que le funciona sin mayores complicaciones. Además, es interesante ver como Kosinski es capaz de meter a otros pilotos profesionales como Lando Norris, Max Verstappen y, sobre todos, Lewis Hamilton, coproductor del filme que tiene una importante secuencia. Esto ayuda a que “F1” se sienta mucho más realista y sincera de intenciones.
Si bien puede considerarse este proyecto como un enorme comercial para la Fórmula 1, lo cierto es que la cinta tiene toda lo que un buen blockbuster de verano pide. Buena acción, la dosis de drama adecuada, un personaje memorable y una gran experiencia para vivirse en la pantalla grande que anima a cualquiera a arrancar los motores, pisar el acelerador y acompañar a Pitt y compañía hasta llegar a la bandera de cuadros mientras uno siente que vuela sobre ruedas, pero desde la comodidad del asiento del cine. Nada mal para una cinta de automovilismo que supera los clichés para cumplir con creces el punto más relevante: entretener.
Los invitamos a ver el tráiler.
“F1: La Película” (F1)
Dirección: Joseph Kosinski
Guión: Ehren Kruger
Con: Brad Pitt, Damson Idris, Kerry Condon
Distribuidor: Warner Bros. Pictures
Fecha de estreno: 26 junio 2025 (México) 27 junio 2025 (Estados Unidos)
País: Estados Unidos 2025
Duración: 156 minutos