cineNT 10 años 2012/2022

La Risa Más Allá de las Vacaciones (1 parte)

risa en vacacionesLa historia del cine mexicano está plagada de películas que trascienden el tiempo al echar raíces en la memoria popular de nuestro país convirtiéndose en referencia constante de cualquier generación. Se trata de películas que la gente hace suyas sin ningún motivo más allá del gusto personal o mejor aún, colectivo; ya sea porque los actores interpretan una escena que se vuelve memorable, por una canción que sobrepasa la pantalla para convertirse en éxito de radio, una frase dicha en el momento preciso o porque es concomitante con la situación socio-política del país. O, quizá, por ninguna de las razones anteriores.

Tal es el caso de la serie de películas cobijadas bajo el título de La Risa En Vacaciones que fueron un éxito en taquilla desde la primera que se estrenó en 1988 hasta la octava y última en 1996.

PARA EMPEZAR, LAS COSAS ESTABAN ASÍ

A finales de los años sesenta y hasta mediados de los setenta, el ambiente del cine mexicano estaba enrarecido con la incertidumbre del rumbo que debía tomar porque aún sonaban los ecos de la época de oro en manos de los realizadores y actores que estaban en activo y que no tenían ninguna intención de dejar de trabajar. Por su parte, los nuevos cineastas presentaban películas que rompían con todo lo que se había visto y oído pocos años antes; se trataba de toda una generación que proponía y establecía criterios diferentes para un público diferente.

Esto, desde luego, no fue bien visto por los gobiernos sexenales que ejercían un control severo sobre lo que debía aparecer en pantalla. No hacía mucho tiempo que se había prohibido la exhibición de la película La Sombra Del Caudillo (1960) del director artesano Julio Bracho. ¿Los motivos? La Secretaría de la Defensa encabezada en ese año por el Gral. Agustín Olachea, se sintió “incómoda”. Este veto duró 30 vergonzosos años en la historia de la cultura de nuestro país.

Los sexenios de Luis Echeverría (1970 - 1976) y José López Portillo (1976 - 1982) no fueron diferentes en lo que respecta al cine mexicano. Mientras que en el primero se usó como escaparate para estar a tono con la grandilocuencia y rebuscamiento patriotero gubernamental que terminó en una suerte de "cinematografía por decreto presidencial"; en el segundo se cortó de tajo cualquier nexo con "esa" cinematografía catalogada como "pornográfica y violenta" para dar paso a una tendencia de doble moral que llenó las pantallas de los cines de ese tiempo.

Naturalmente, los productores navegaban en una constante tormenta en la que se negaban a ceder y hundirse. A la mitad de la década de los 70 surgió el cine "de ficheras" con el estreno de Bellas De Noche (1974) de Miguel M. Delgado, lo que abrió la puerta a un cine de hombres cuya vida consistía en bailar, tomar y acostarse con cuanta mujer desnuda se les pusiera enfrente; un cine que trató de emular la comedia pícara italiana – Lando Buzzanca al frente – sin éxito, un cine que saciaba los instintos más primitivos viendo mujeres desnudas, burlándose de los homosexuales, alabando o defenestrando el miembro masculino y echando el mayor relajo posible. Esto se extendió hasta la siguiente década.

LOS AGITADOS AÑOS OCHENTA

Irónicamente, un tufo de conservadurismo impregnaba el ambiente sociopolítico a nivel mundial en la década de los ochenta. En esta década el cine mexicano estaba plagado no sólo del cine de “ficheras” sino de otro estilo que ya se abría camino: el de las películas de personajes de oficio que salvaguardaban la dignidad calenturienta y alburera que transitaba entre la vecindad y el cabaret así como también el cine violento de nota roja donde empezaba a mostrarse la temática de narcos, policías corruptos y comandos especiales enfrentándose en la frontera norte del país.

También reapareció el cine de denuncia sólo que más orientado a la realidad en lugar de la idealización con temas salidos de los periódicos sensacionalistas como “Alarma”, y encasillando los conceptos de pandillas en donde los temas de drogas, sexo y violencia eran la columna vertebral de cada película que llegaba a una clase media que luchaba por sobrevivir a la devaluación.

Por si fuera poco, el 24 de marzo de 1982 un incendio en la Cineteca Nacional acabó con 5,000 títulos de la memoria fílmica nacional acumulada entre 1974 y 1978 sin que a la fecha se conozca a los responsables más allá de la negligencia y apatía de la entonces directora de RTC Margarita López Portillo quien tiempo después "descubría" un fraude en los Estudios Churubusco por lo que varios funcionarios del cine nacional fueron perseguidos e incluso encarcelados para tranquilizar las aguas y mostrar orden en esa parte del gobierno de su hermano. Curiosamente, un año después se crea el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) con una enorme carga de escepticismo por parte de la comunidad cinematográfica de esos años.

En este escenario, Televisa, empresa que llevaba un par de décadas haciendo televisión para las masas sin preocuparse mucho por el contenido cultural de sus programas, daba discretos pasos para asentar sus reales en el cine mexicano bajo el amparo del juguete de Emilio "El Tigre" Azcárraga:  Televicine.

Con películas protagonizadas por estrellas entrenadas en su cantera de telenovelas y programas cómicos, Televicine apostó por un cine que fuera la extensión de lo visto en la pantalla chica bajo los parámetros de entretenimiento para toda la familia... familia entrenada a su vez en los diversos canales de "El Tigre" desde luego.

Es así que a finales de los 70 Televicine enfrentaba al cine del estado con sus dos grandes figuras del momento: Roberto Gómez Bolaños "Chespirito" con la película El Chanfle (1978) de Enrique Segoviano, y el regiomontano Ricardo González "Cepillín" con Milagro en el Circo (1978) del experimentado director Alejandro Galindo, con lo que comenzó una cadena de películas que iban del drama de pretensión esteticista hasta la comedia simplona prefabricada; ambos productos iban dirigidos al público cautivo de la televisión que salía de su casa para encontrarse en la pantalla de cine a sus artistas favoritos.

Las puertas se abrían de par en par para que Televicine llevara a lo más selecto de su planilla de artistas y comediantes. Las juventudes de Televisa cumplían su sueño de hacer cine con películas como Fiebre de Amor (1986) con Lucerito y Luis Miguel, Esos Locos, Locos Estudiantes (1986) con el elenco del programa televisivo Cachún, Cachún Ra, Ra o Escápate Conmigo (1889) nuevamente con Lucerito y ahora acompañada de Manuel Mijares. Los comediantes tenían su espacio con Don Ratón y Don Ratero (1985) de "Chespirito", Ni De Aquí Ni De Allá (1988) con María Elena Velasco "La india María" y desde luego, las películas serias también tuvieron pantalla para demostrar que en la empresa había espacio para la propuesta: Ángel de Barrio (1980) de José Estrada, El Héroe Desconocido (1982) de Julián Pastor, El Milusos - película que merece todo un análisis por separado - (1983) de Roberto G. Rivera o Goitia, Un Dios Para Sí Mismo (1988) de Diego López.

Pero no fue sino hasta 1988 que la empresa Televicine tuvo uno de sus más grandes y duraderos éxitos para diversión del público y desesperación de los críticos: La Risa en Vacaciones.

ARRANCA TELEVICINE

Desde su fundación Televicine jamás tuvo una película de verdadero éxito en taquilla. Por muchos esfuerzos que hiciera Fabian Arnaud al frente de la compañía, nunca pudo lograr que las órdenes de "El Tigre" de darle a su planta de actores de televisión un vehículo de reconocimiento fílmico, fueran del agrado del público en general. De las películas producidas durante su gestión hubo esporádicos aciertos de los que buscaba su jefe pero nada que impactara tanto a la clase popular "jodida", como la llamaba Azcárraga Milmo, y de ninguna forma a la clase media que evitaba a toda costa la propuesta "familiar" de Televicine. Pero en 1988, René Cardona Jr. comenzó a trabajar en una película cuya fórmula era muy conocida en la televisión gracias al programa Candid Camera desde finales de los años 40 en los Estados Unidos. 

LA RISA Sí ES UN REMEDIO INFALIBLE

Julima Cardona, hija del fallecido director, nos explica: “Originalmente estaba considerada como un documental en donde se verían las reacciones de la gente en forma de comedia. La filosofía de mi papá nunca fue burlarse de la gente sino que se dieran situaciones chistosas. Cuando se compraron los derechos de Aquí Mis Timbres del señor Summers mi papá la adapta a México haciendo varios cambios como producirla en 35mm para que saliera en cine pues en ese entonces era el único formato para producción en la pantalla grande. Fue la primera serie que se hizo de cámara escondida para cine y no para televisión. Mi papa hizo este proyecto como algo de diversión, nunca se esperó tal éxito”.

La risa en vacaciones: A mí mis timbres filmada en Acapulco con formato tipo “cámara escondida" fue la clave para lograr que la gente fuera al cine a ver cómo las personas comunes y corrientes eran engañadas por Pedro Romo, Pablo Farrel y Paco Ibáñez mejor conocidos como "Pedro, Paco y Pablo, los locos de la risa" mientras la voz en off del comediante Flavio hablando como "Cantinflas" daba cuenta de las bromas.

(Continuará)

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