cineNT 10 años 2012/2022

La Noche de los Críticos Vivientes

criticos fotografos vivi marEstos días previos a la celebración del Oscar es muy común leer y oír que “todo el mundo es crítico por una noche”. Lo que es verdad, y en el sentido democrático de la frase es un deber de todos los que gustan de este maravilloso arte donde con el simple hecho de que te guste o no una película ya tienes todo el derecho de opinar sin que nada ni nadie te lo impida o te diga que estas equivocado en tu apreciación... ¡Faltaba más!

Entonces, resulta normal que durante una semana los medios y ahora redes sociales se impregne de gente que aborda el tema de forma (los más) visceral. Lo que se traduce en una avalancha de opiniones banales, sin contenido pero que pretenden imponer una forma de pensamiento que convierte a la crítica profesional en un ejercicio al que jamás se le da el lugar que le corresponde.

“ME GUSTARÍA TENER UNA SEGUNDA OPINIÓN”

Desde hace 120 años, el oficio de crítico de cine es uno de los más rebatidos del periodismo porque al tratar de algo que para muchos es un gusto, es muy fácil despreciar, minimizar y en sí atacar porque en la mayoría de los casos cuando uno hace un análisis de una película que tiene más fallas que aciertos en su manufactura, la gente a la que le gusto dicha película lo toma de forma PERSONAL y desenvaina la espada presto a cortar la cabeza del crítico bajo la escusa de que “no sabe de cine” o “se siente parido por dios y solo es bueno lo que le gusta a él/ella”.Dicho sea de paso, si hay colegas que me manejan bajo esas afirmaciones populares.

Es entonces que los argumentos para vituperar el trabajo (ajá, así es... TRABAJO que decidimos para vivir, o sobrevivir en la mayoría de los casos) se reduce a: “Si el crítico está de acuerdo conmigo, es bueno; de lo contrario es un paria social”. En lo personal he vivido este ejemplo infinidad de veces y en algunos casos amistades que yo consideraba sólidas me han abandonado por una tonta diferencia de opiniones en cosas de cine... La muy enraizada costumbre de querer tener la razón y minimizar mi trabajo.

Cuando una persona va con un mecánico a que le quite ese “ruidito” o le arregle “ese desperfecto” que hace que en su tablero se prenda una señal de alerta simplemente lo hace y al recibir el auto no le rebate las decisiones de su proceder.

O bien, si va uno con el neurólogo o cardiólogo para que te salve de un derrame o infarto sencillamente te pones en sus manos; igual pasa con el chófer de autobús o el piloto del avión que te lleva a la playa, el albañil que te construye una barda, la señora que hace las quesadillas que te hacen salivar solo de pensar en ellas, el ingeniero en sistemas que instala toda la red en tu oficina, el diseñador que hace  que tu producto se vea mejor, el contador que logra te regresen impuestos en tu declaración anual, el carpintero que te hace el mueble ideal para “ese” rincón de tu casa. Todos, absolutamente todos esos profesionales en sus ramas son aceptados sin chistar en el día a día y no pasa tal vez de una “segunda opinión” para tener un parámetro de su proceder con respecto a lo que ejercen en su labor diaria. Generalmente no se les rebate su opinión – salvo, seguramente, por una persona que ejerza su misma profesión – no se toma personal un diagnóstico si está en contra de lo que se piensa de forma personal.

A los que trabajamos en la crítica de cine si. Todos los días en todos los lugares.

LA CRÍTICA DE CINE DESTROZADA POR LOS MEDIOS EN RED

La facilidad de tener tecnologías en red que permiten la creación indiscriminada de blogs, videoblogs y hasta canales de televisión en plataformas por red han dado a la crítica de cine un argumento más para quitarle valor y sustancia.

Por desgracia, son pocos los que tienen acceso a estos medios que tienen la preparación y por lo mismo el contenido para mantener una calidad en sus análisis. Es asombrosamente común ver a tantas personas sin la más mínima preparación pretender elevarse como “líderes de opinión” en materia de cine manejando un lenguaje reducido de palabras o con estructuras lingüísticas rebuscas - en el mejor de los casos - que rayan en lo intelectualoide. Y sin duda resaltar a aquellos que se presentan con un lenguaje “casual” donde el uso de groserías es el más socorrido luego de los adjetivos reciclados y constantes. Este mal afecta a los videoblogueros y blogueros que un día hablan de un restaurante, al siguiente de una tienda de ropa, al tercero de un partido de fútbol y el fin de semana de l estreno de una película... Y todos los temas igual de vacíos, sin contenido, con una avalancha de lugares comunes, un lenguaje pobre y un conocimiento del tema que no pasa de escribir “porque les gusta”.

Hay casos que por fortuna rompen esta regla general... Pocos, muy pocos y en lo personal no conozco ninguno de los muchos que he visto en las redes.

LA CRÍTICA DE CINE DESTROZADA POR LOS MEDIOS EN QUE NO SON DE CINE

tema aparte son aquellos que tienen acceso a un medio de comunicación establecido y que tiene el cine como un relleno. Programas de espectáculos – ya de entrada, esto minimiza la crítica de cine – con gente que te habla de chismes o que pasa toda la hora haciendo bromas y fiestas personales en sus espacios gritando al micrófono, utilizando lenguaje “casual” para buscar una conexión con el escucha pero que a su vez, lo trata de “educar” a su forma para elevarse como, una vez más, “lider de opinión” aun cuando este haga un llamado eterno a la libertad de expresión para protegerse del la manipulación que verborrea tras el micrófono. O como ese famoso caso de la “critico” de cine que hizo copy-paste de una reseña española y la hizo pasar como propia. Sobra decir el nombre de esa desvergonzada señora.

Es así que programas de gente de teatro, de música, de cabaret, de reality shows, de centros nocturnos, de comedia o de cualquier otra forma de espectáculos de pronto se siente con los elementos suficientes para “analizar” una película dando su palabra como un dogma al cometer el primer error de toda crítica de cine: Imponer su gusto sin dar opciones al que los escucha.

¿Por qué? Pues porque no tienen la sensibilidad ni el conocimiento ni la preparación para abordar un análisis de forma imparcial con elementos básicos de cinematografía para que el escucha tome SUS propias conclusiones.

¿Resultado? Que la gente etiqueta y menosprecia a los que si hacemos un trabajo especializado con frases como “¡Deberían ser creadores para poder criticar una obra cinematográfica!”, “¡A ver! Que hagan una película a ver si de verdad saben de cine!” y demás argumentos sin sustento y si llenos de desconocimiento de lo que es la crítica de cine.

LOS CRÍTICOS Y SUS CRÍTICAS

Hubo un fan de Star Wars que alguna vez soltó una frase - por desgracia es muy recurrida entre los que dicen saber de análisis de cine - que ejemplifica perfecto el total desconocimiento del medio: “El crítico no acepta una crítica”. Por cierto, no estaba haciendo una crítica sino insultando abiertamente por una diferencia de opinión y su capacidad intelectual no daba suficiente para argumentar la diferencia. Sin embargo, dentro de su estructura primitiva de pensamiento dio un concepto enraizado en el refranero popular.

La golosa necesidad de recibir halagos, de marcar la línea entre el que dice saber y el que escucha, de regodearse en la fútil aceptación de las distribuidoras, de recibir mes tras mes cargamentos de promocionales, premieres y películas para reseñar, de asistir a las alfombras rojas, de tener entrevistas dentro y fuera del país con actores y directores desvían la atención de lo realmente importante del medio de la crítica y es: El análisis. 

Muchos de estos colegas basan su título de “críticos de cine” en el oropel de donde se mueven, en los likes de sus publicaciones en Facebook, del halago instantáneo, de sus desesperados tweets y de exigir un trato especial en eventos, festivales y presentaciones relacionadas al cine nacional y extranjero.

Salvo admirables y muy respetadas excepciones, la “crítica de cine” está en manos de gente sin preparación que no sabe más allá del cine comercial y que en su vida a leído un libro de los teóricos y académicos indispensables para darle fortaleza a este oficio. Colegas que rehúsan y se enorgullecen de no saber más que lo que saben y cuya fuente de estudio son sitios populares en red de cine estadounidenses.

Por otro lado, los grupos de “poder” en el medio de la crítica en México harían palidecer a los Corleone. Pocos son aquellos que estando en medios masivos – televisión preferentemente – mantienen una actitud de camaradería y solidaridad con los demás críticos considerados “inferiores” por no tener pantalla. La crítica “de festivales” es otra categoría que menosprecia a los demás por que no los consideran “del nivel de análisis” que ellos dicen tener.

Este medio viene golpeado desde las entrañas mismas donde los espacios son peleados como hienas sobre la carroña; las manadas se mueven todas gracias al auto-halago y el desprecio a los que no pertenecen a sus círculos. El ego como modo de supervivencia y la búsqueda de alianzas para no dejar ese “poder” que las distribuidoras les han mostrado con espejitos.

Lo que me lleva a

AL MEJOR POSTOR.
Por supuesto que no podíamos dejar de hablar de quienes dan el sustento de la crítica o la nota pero que muchos colegas han elevado como LA generadora de su trabajo: Las distribuidoras.
La necesidad de la gente que entra al medio o de aquellos que acomodan su crítica a conveniencia de las distribuidoras para seguir siendo “agraciados” con sus invitaciones es de lo más común en este ambiente. Todos conocemos a alguien aquí que “vendió” su opinión para tener un junket en Los Ángeles, para poder entrar a la función de la Alfombra Roja o para tener chamarras que regalar en su medio.
Al igual que lo escrito anteriormente, hay quienes pese a recibir esas herramientas de trabajo (que no son “favores”) realizan su labor de forma digna y respetuosa CON EL MEDIO de la crítica. Lo que se traduce en dignidad que aún puede encontrarse y que, insisto, todavía hay muchos que mantienen viva esa palabra cuando hablamos de críticos de cine.

El día que todo el medio tenga bien claro que las distribuidoras NO hacen el favor de invitarnos a sus funciones de prensa, que las distribuidoras NO nos dictan el contenido de las reseñas y análisis y que su trabajo es tan honorable como el nuestro, entonces las distribuidoras se quitaran de la cabeza la idea que el crítico de cine vive para servirles y esa frase tan popular entre ellas que es “Si no eres tú, hay 10 atrás que si lo harán” porque bien sabemos que en estos tiempos, lo que la mayoría esas empresas buscan es la cantidad por sobre la calidad debido justamente a esos “10 que vienen atrás” y ahora con tanto blog y youytubers pues tienen más para mantener esa arrogancia rampante.

Para exigir respeto, primero hay que ganarlo de forma personal con preparación y trabajo.
EL OFICIO DE SOMBRAS
Los que nos dedicamos al trabajo de analizar películas no tenemos que ser realizadores para ejercerlo. Esa no es nuestra función ni nuestro objetivo.
Lo que si debemos hacer es mantenernos día con día en un aprendizaje que nos permita estar al día de lo que presentan cientos de realizadores en todo el mundo con respecto a la cinematografía. Debemos conocer las raíces de nuestro cine para poder tener una visión más amplia de lo que nos llega de fuera. Debemos leer todos los días a quienes entraron en las salas de cine antes de nosotros y tuvieron su “primera función” para poner las bases para los que vamos detrás de ellos. Y de ser posible y con las bases necesarias, compartirlo con las nuevas generaciones para evitar que la crítica desaparezca.

Debemos respetar a nuestros lectores al llegar solamente a la linea que nos separa de ser impositivos a ser propositivos y dejar que nuestra crítica o análisis se defienda sola y sirva como guía, no como dogma, para que haya una libre decisión. Debemos respetar nuestro trabajo y no venderlo por temor a perder una entrada a función de prensa o un Funko Pop. Uno no pierde nada aun cuando haya muchos que recogen las migajas que como a las palomas les tiran las distribuidoras buscando, como dije, cantidad y no CALIDAD. Que la honestidad de tu trabajo sea la que te mantenga, no tus ansias de que te llegue una agenda de una película a tu casa.

 En este medio no hay nada eterno, ahora estas arriba y mañana abajo y luego tomas tu nivel; para mantenerte solo debes ser honesto contigo en primer lugar y luego con tus lectores y/o radioescuchas.  

Y por supuesto jamás, repito... JAMÁS perder la emoción que se siente cuando se apagan las luces y la pantalla se ilumina para dejarnos llevar por las imágenes en movimiento que conocemos desde aquella mítica función de los hermanos Lumière hasta nuestros días.

Twitter: @RevistaCineen

(Foto cortesía de Vivi Mar)

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