La Forma del Agua. El amor no busca formas ni sonidos.

Del grupo de tres amigos que se fueron a Hollywood buscando cristalizar sus sueños y buscar oportunidades para desarrollar el cine que deseaban hacer, Guillermo del Toro es el que tiene el cariño ciego de sus fans. Ahora en este 2017 nos presenta su nuevo trabajo, “La Forma del Agua” (The Shape of Water), fantasía romántica ganadora del León de Oro en el Festival Internacional de Cine de Venecia.

Elisa Esposito, quien es muda, trabaja como empleada de limpieza en unas instalaciones científicas en Baltimore, compartiendo el día con su amiga Zelda y regresando al edificio donde vive para hacerle compañía a su vecino, un viejo dibujante que ha perdido el amor a lo que hace. Cuando llega a las instalaciones una extraña criatura capturada en aguas latinoamericanas, pronto entabla una amistad con ella y cuando descubre que buscan diseccionarle, decide ayudarle a escapar.

La Forma del Agua” es uno de los trabajos más importantes e interesantes del realizador, una fantasía romántica donde Del Toro reúne los elementos caracterizan su trabajo de una forma orgánica mientras rinde tributo al cine clásico hollywoodense y, principalmente, a las cintas que pasaban de forma interminable en los canales de televisión abierta.

La cinta es como un cuento de hadas para adultos, es una historia de amor que sin rozar la cursilería logra el cometido de enganchar a los espectadores, de emocionarles, de hacerles recordar sentimientos perdidos y sublimarles. El director crea un mundo alejado de sus otras miradas a pesar de ser similar, ahora vemos a un cineasta creando una obra a través de los ojos de una persona madura y no de un niño que va descubriendo su entorno, dando como resultado un trabajo que sacude y emociona a cada momento.

Como en las otras cintas del director el diseño de producción es parte importante del trabajo, en esta ocasión es tan meticuloso que es imposible abarcarle en una primera mirada, es necesario ver la cinta más de una vez para poder apreciar cada detalle, cada menudencia y asombrarse. La fotografía de Dan Laustsen alcanza el grado de excelencia en cada escenario, la iluminación y el tono utilizado definen cada circunstancia, logrando que el único momento donde todo parece normal sea percibido como el más extraño de todos. Y Alexandre Desplat crea uno de sus scores más inquietantes y adorables de su carrera.

La cinta no descansa exclusivamente en sus méritos de producción, el guión es otra de las cosas destacan de ella, balanceado y con diálogos y momentos increíbles, sin contar los guiños a diversas películas aparecen en él de forma explícita (como las películas vemos en la pantalla de la televisión o lo que proyecta la sala de cine) o implícitas (“Young Frankestein” es una de ellas).

La cinta es protagonizada por Sally Hawkins quien da vida a la protagonista, una adorable muda que no por ello es inexpresiva sino gritona y regañona en algún momento, un personaje cautivante cuya presentación que nos da Del Toro en la bañera al inicio de la película nos define de una forma completa al personaje. Haciendo mancuerna con ella como la extraña criatura tenemos a Doug Jones quien a pesar del maquillaje y el paso por CGI nos trasmite la fuerza y emoción de su personaje. Como villano tenemos a Michael Shannon quien confirma llegó al cine para dar vida a personajes duros y crueles. En papeles secundarios tenemos a Richard Jenkins como el vecino de Sally y como su amiga a Octavia Spencer, encantadora como siempre.

Hay un par de secuencias que destacan de forma fundamental, una de ellas tiene que ver con un homenaje a los musicales, retomando las reglas del género; la otra es una secuencia submarina en una habitación, la emotividad de ambas es muestra de que lo mostrado ha funcionado al grado de sumergirnos en la imaginación y hacernos aceptar lo visto como natural.

La película logra establecer un paralelo entre el año que transcurre la acción (principios de los 60s) con el mundo de hoy en día, donde podemos ver que si bien han cambiado algunas cosas en realidad los cambios de fondo aún no se dan, criticando el fanatismo político y, de paso, cuestionando a la ciencia que no quiere ver la belleza al rededor y sólo busca destruir para explicar.

La Forma del Agua” debe su título a una reflexión sobre el amor, sobre la pregunta de qué es lo que cautiva, la forma o la esencia, como el agua que adopta la forma en que se le someta, se libere. Es una liberación respecto a los fantasmas anidaban las otras películas de Del Toro al permitirse un mundo con mayores connotaciones sexuales, sin estar libre de la oscuridad y del pesimismo, pero siempre mirando con esperanza hacia adelante.

Y como toda forma amorfa la cinta no es perfecta, por momentos parece frenarse para no caer en excesos, para no desbordarse fuera de la bañera, sintiéndose por momentos algo forzado ese freno. Por momentos parece que ya hemos visto esta película infinidad de veces, sin que por ello no deje de sorprender, pero sí impide el dejar al espectador sumergirse por completo en ella. Y no, no es libre de violencia visual, hay momento que harán más de uno se ofenda y aterrorice.

La Forma del Agua” es un trabajo lindo, lejano a la perfección de “El Laberinto del Fauno” pero que alegra al vislumbrarse cintas distintas para Guillermo del Toro en su futuro, uno donde si bien éste presenta la fantasía y sus criaturas, no está atado a lo sombrío sino a la esperanza. De lo mejor del año.

La cinta tuvo su estreno nacional durante los XV años del Festival Internacional de Cine de Morelia con la presencia de Guillermo del Toro.

Los invitamos a ver el tráiler.

La Forma del Agua” (The Shape of Water)

Director: Guillermo del Toro

Guión: Guillermo del Toro / Vanessa Taylor

Con: Sally Hawkins, Michael Shannon, Richard Jenkins, Doug Jones, Octavia Spencer

Distribuidor: 20th Century Fox

Fecha de estreno: 08 diciembre 2017 (Estados Unidos) 12 enero 2018 (México)

País: Estados Unidos 2017

Duración: 123 minutos


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