“El Brutalista” tan cruda y fría como su arquitectura

El estilo arquitectónico brutalista debe su nombre al impacto que hace en aquel que lo observa quien puede mirar los materiales utilizados para sostener las estructuras sin decorados, lo que por lo regular nos deja ver amplias fachadas en tonos grises y texturas ásperas, tal es el camino que intenta seguir la cinta “El Brutalista” (The Brutalist), la cual nos lleva a la vida de un inmigrante judío en Estados Unidos y el choque con el estilo de vida y de la sociedad norteamericana, todo en afán de seguir mostrando lo mal lo ha pasado la comunidad judía en el mundo.

László Tóth llega de Europa a Estados Unidos, arquitecto de la Bauhaus, debe acoplarse a trabajos menores para sobrevivir. Cuando con su primo restaura una biblioteca conoce al multimillonario Harrison Lee Van Buren, con quien primero tiene un roce para luego ser contratado por él para construir un Centro Comunitario. Durante casi veinte años seguiremos la construcción del lugar y la forma en que el mundo continúa intentando dominar y humillar a László.

El Brutalista” es dirigida por Brady Corbet, quien realiza su película más ambiciosa a la fecha, un trabajo histórico que destaca por su gran capacidad de insinuar más que mostrar las cosas, haciéndole lucir como una cinta de gran presupuesto aunque en realidad apenas rozó los $9 millones de dólares. Es muy importante resaltar que jamás se explica el concepto de arquitectura brutalista en la cinta, esperando que el espectador ya lo conozca, sepa de él.

La película es protagonizada por Adrien Brody, quien desde “El Pianista” (The Pianist, Polanski 2002) parece tener el rostro necesario para mostrar historias que muestren lo mal lo ha pasado la comunidad judía y cómo han sufrido, aunque su determinación les ha permitido salir adelante. Él sostiene la película en una de las mejores actuaciones del año. A su lado desfilan diversos personajes, ninguno a su altura, casi todos correctos, pero no más allá de eso, como Guy Pearce o Felicity Jones, quienes sirven de soporte pero no es que luzcan o brillen.

Muchos han querido ver en “El Brutalista” un gran fresco sobre la épica americana, nada más alejado de la verdad, la película, al igual que el estilo arquitectónico al que alude, carece de emociones reales y las que muestra están basadas en el chantaje emocional, no es gratuito que de fondo tengamos, a la par del ascenso caída ascenso del personaje la creación del estado de Israel como la gran utopía a seguir contra la crudeza de la hipocresía norteamericana. Y es creo esa la parte donde yo más choco con la cinta, el seguir intentando aludir al dolor del pasado para justificar de alguna manera las atrocidades que se cometen contra la población palestina. Un juego de tenemos que sobrevivir y cuidarnos ya que por experiencia sabemos que si no lo hacemos corremos riesgo, aunque nuestros excesos nos asemejen a aquellos nos intentaron exterminar.

El Brutalista” no intenta buscar a un público amplio, quiere impactar sobre todo al público que quiera retos intelectuales, aunque en este caso el reto no es precisamente algo intelectualmente estimulante ya que deja ver muy pronto sus cartas y es sólo cuestión de paciencia para irles observando en pantalla, sin sorpresas. No hay duda desde la llegada del personaje a vivir con su primo que su condición de extranjero le pesará, no hay duda de que luchará contra una sociedad que intenta anular su identidad, que el buscar adaptarse al estilo americano lo llevará a perderse y arrastrar a los suyos y que sólo la eventual salida a Israel de algunos de los miembros de la familia les devolverá la identidad perdida.

Por algunos momentos la película parece que entrará a una dinámica como “La Agonía y el Éxtasis” (The Agony and the Ecstasy, Reed 1965) pero nunca avanza en la dirección de cómo un mecenas impulsa el talento del artista, no estamos ante ese tipo de historias, sino ante la de aquellos que tienen el poder para pagar sus caprichos sin importarles en realidad la parte artística, sino importando más la forma la sociedad terminara admirándoles a ellos por haber apoyado esa creación.

El primer acto nos lleva a conocer la llegada del personaje a Estados Unidos, siendo testigos de la forma comienza a perder su identidad, el segundo acto, con la llegada de su esposa, nos muestra como enfrenta ese cambio en él ante aquellos lo conocen, y es este el más interesante de la cinta porque es donde apreciamos como ha ido degradando su propia visión por encajar ante los demás, como la cultura norteamericana lo ha violado y atado a ella. El epílogo me parece particularmente interesante, cuando su sobrina explica ante el auditorio sus obras, dándoles una dimensión diferente a la que el propio artista tenía en mente cuando las creo, algo que establece un interesante paralelismo con lo que hace la crítica con los trabajos artísticos, releyéndoles, dándoles otra interpretación, encontrando significados ocultos, quizá, para mí, lo mejor de la cinta.

El Brutalista” es una cinta llevada con mano firme por su director, quien tiene claros los simbolismos quiere manejar, desafortunadamente también es demasiado obvia en sus intenciones, chantajista por momentos, enfocada a perpetuar la idea del sufrimiento judío tras la segunda guerra mundial, dejando claro que sus estragos no acabaron con ella sino continuaron varios años más, sirviendo de forma indirecta a justificar el genocidio en Gaza en la actualidad. Una película para ver una vez y dejar almacenada en el estante.

El Brutalista” (The Brutalist)

Dirección: Brady Corbet

Guión: Brady Corbet / Mona Fastvold

Con: Adrien Brody, Felicity Jones, Guy Pearce, Joe Alwyn, Raffey Cassidy, Stacy Martin. Emma Laird, Isaach de Bankolé, Alessandro Nivola

Fotografía: Lol Crawley

Edición: Dávid Jancsó

Música: Daniel Blumberg

Compañía Productora: Brookstreet Pictures / Kaplan Morrison

Distribuidor: Universal Pictures

Fecha de estreno: 20 diciembre 2024 (Estados Unidos) 06 febrero 2025 (México)

País: Reino Unido / Estados Unidos 2024

Duración: 215 minutos


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