A estas alturas, nadie duda de la importancia de Disney Pixar en el mundo de la animación. El verdadero tema de discusión es el hecho de que, en un afán de constante permanencia en las pantallas y para cumplir agendas (de producción y de otros tipos), la calidad de sus títulos ha mermado. No en su aspecto técnico, pero sí en sus contenidos. Además de haber sucumbido también a uno de los males del Hollywood actual: la sequelitis. Y para probarlo están los estrenos recientes de continuaciones y derivados de algunos de sus grandes éxitos como “Toy Story” o “Intensamente”. Y los que están por venir.
Bajo ese panorama, “Elio” (Estados Unidos, 2025) de Adrián Molina viene a ser una bocanada de aire fresco, al presentar un filme sencillo, disfrutable, de pretensiones modestas pero, en contraste, tiene grandes alcances. Y la clave de ello son dos valores los cuales no sólo son los ejes centrales del largometraje, sino también los principios esenciales que fueron la clave del éxito inicial de esos afamados estudios: sencillez y honestidad.
Conceptos que el protagonista -quien da nombre a la película- deberá aprender. Elio Solis perdió a sus padres trágicamente, y se ve obligado a vivir con su tía Olga, cuya carrera se ha desarrollado en el ámbito castrense, por lo cual debe pasar mucho tiempo en una base militar, y por ello no puede estar con su sobrino tanto como ella desease. Por otro lado, el hacerse cargo del menor le ha obligado a postergar sus sueños personales, entre ellos la posibilidad de volverse astronauta.
Debido a estas circunstancias, Elio se siente solo, fuera de lugar, convencido (erróneamente) de ser un estorbo para su tía quien no lo quiere y lo ve más bien como una molestia. Así que en él comienza a germinar el insólito deseo de ser abducido por inteligencias de otros mundos y se lo lleven a vivir con ellos. A raíz de una serie de eventos, ello ocurre, siendo secuestrado y conducido al Communiverso, una especie de federación intergaláctica integrada por civilizaciones pacíficas quienes le dan la bienvenida. Pero el niño descubre que su estancia allí es producto de una confusión, porque los integrantes de esa comunidad lo toman por líder de la Tierra. Temeroso de ser rechazado y devuelto a su lugar de origen, decide no sacarlos de su error y asume esa falsa personalidad. Pero las cosas se complican cuando Lord Grigon es rechazado por esta alianza debido a su belicosidad, y este último enfurecido, amenaza con usar su poderío militar para conquistarla. Viendo que su oportunidad de alcanzar su sueño se desvanece, el niño se compromete a negociar la paz con el temible señor de la guerra, y así salvar el Communiverso.
Familia perdida de forma trágica, inseguridad, una relación conflictiva con su tía, y una necesidad de ser aceptado; son algunas de las cosas que el protagonista arrastra consigo mientras debe de lidiar con esta aventura la cual emprende con temor e incertidumbre, pero determinado a cumplir su promesa a toda costa.
Glordon (hijo de Lord Grigon) se atravesará en el camino de Elio, y entre ellos se da una identificación que deriva en compañerismo y complicidad. La razón principal de ello es porque este último se ve reflejado en esa criatura annelida cuya madre está ausente, se siente menospreciado por su padre, y está destinado -contra su voluntad- a usar una armadura poderosa (la cual es notorio que le hace daño) para cumplir las expectativas de su progenitor. Es decir, se topa con un ser tan roto y necesitado de comprensión como él mismo.
Haciendo dupla con su nuevo amigo y con otros aliados -algunos de ellos inesperados-, el personaje central enfrentará algunos de sus grandes temores; creará vínculos y conexiones emocionales (y reconectará con otros tantos); descubrirá la amistad, el cariño y la solidaridad (y que quizás no era necesario irse del planeta para encontrarlos); y aprenderá a no mentir -ni mentirse- ni a ocultarse bajo una falsa identidad en pos de ser aceptado por los demás.
Imaginería visual exuberante y colorida; un argumento sencillo y emotivo; enarbolar personajes, detalles y subtextos que toman una dimensión especial, sobre todo considerando la actual situación sociopolítica en Estados Unidos... son elementos que enriquecen el relato, a los cuales se les suma otro que le confiere un aura especial: incluir referencias, reproducir atmósferas y evocar el espíritu de aventura de algunas cintas emblemáticas de los setenta, ochenta y noventa en torno al tema del contacto extraterrestre como “Encuentros cercanos del tercer tipo” (Spielberg, 1977), “E.T., el extraterrestre” (Spielberg, 1982), “Contacto” (Zemeckis, 1997), e incluso detalles extraídos directamente de algunas series televisivas como “Alf” (1986-1990) o -no podía faltar- “Los expedientes secretos X” (1993-2018).
Justo es también señalar algunos puntos flojos del filme, siendo los más notorios un exceso de personajes (algunos de ellos no trascienden de la mera función decorativa), así como de algunas subtramas que no desembocan en algo significativo. Del mismo modo, hay situaciones no del todo bien resueltas (como cuando la nave del protagonista y sus acompañantes deben pasar a través de una lluvia de chatarra espacial, por ejemplo). Pero estos defectos son Peccata minuta en comparación con las fortalezas antes mencionadas, y no impiden el disfrute del mismo.
La película quizás no sea de los trabajos cumbre en la historia de Pixar (y es probable que tampoco sea de los más exitosos mercantilmente hablando), pero resulta ser una obra interesante, con temas puntuales y vigentes, y sobre todo, una agradable experiencia, más allá de si sean acérrimos fans de los productos de dicho estudio o no.
Elio
Dir- Madeline Sharafian / Domee Shi / Adrian Molina
Guión: Julia Cho / Mark Hammer / Mike Jones
Fotografía: Derek Williams / Jordan Rempel
Edición: Anna Wolitzky / Steve Bloom
Música: Rob Simonsen
Compañía Productora: Pixar Animation Studios
Distribuidor: Walt Disney Studios Motion Pictures
Fecha de estreno: 19 junio 2025 (México) 20 junio 2025 (Estados Unidos)
País: Estados Unidos 2025
Duración: 98 minutos