GIFF 2017: Broch; colaboración, indispensable para lograr una buena película

La clase magistral de Brigitte Brock estuvo moderada por el director sudafricano, Stephen Goldblatt, por lo que la plática se centró en el quehacer de aquellos dedicados en el diseño de producción.

Brigitte Broch comenzó desde niña a imaginar escenografías, desde antes que la Dirección de Arte cobrara el auge que se le reconoce hoy en día. Ahora es ella quien visualiza, bajo la más delicada batuta, la orquestación absoluta de una obra fílmica; ella es quien extiende la concepción de ‘verdad’ en la escena, quien reproduce la realidad a la que se adhiere la trama de los personajes y los tintes del conflicto en el que seguramente se encuentran inmersos.

Actriz y bailarina fue lo primero en lo que la pequeña Brigitte deseaba convertirse, pero fue su entorno inmediato protagonizado por su padre, un ex militar quien gustaba de construirle divertidas escenografías, y su madre, una fanática decoradora del hogar, lo que terminó por delinear su destino. Jamás estudió diseño ni fotografía, tampoco arquitectura o materias afines. Ella confió siempre en su instinto y en el valor de declararse autodidacta. Siendo aún muy joven salió de su país tras la Segunda Guerra Mundial. Deseaba viajar por el mundo, edificar su nuevo hogar, hasta que en el año de 1968 llegó a México, al terruño que le conquistaría para después presumir no querer dejarlo nunca más.

Goldblatt llevó la plática entre dos profesionales de la industria, las preguntas fueron para hablar la manera en la que trabajan, “de cómo realmente hacemos las cosas”. Broch resaltó que cuando hace una película es fundamental el poder tener una buena comunicación con todos. La laureada diseñadora de arte comentó que es importante ser capaz de comunicar si lo que se hace es sólo interesante para el diseño o es interesante también para la cámara. Relató que ella ha tenido ciertas experiencias donde se encuentra con el  dilema de director-cámara-diseño que es el hecho de lograr una comunicación efectiva entre los tres, para que todo lo que se haga sea para bien de la cinta; resaltó que eso siempre es su “mayor preocupación”. Además de que también existen ocasiones cuando la comunicación falla y todo se vuelve un desastre.

Parte esencial para una película es la colaboración entre dirección, cinematógrafo, arte y diseño. Sin esa colaboración no hay un buen resultado; sin embargo, Broch resalta que hay dos tipos de cinematógrafos; aquellos que están interesados en la película y lo que ésta requiere, y aquellos que sólo están interesados en el trabajo, en hacer lo que se les diga. “He tenido esta maravillosa colaboración en las películas de Iñarritu y Rodrigo Prieto, creí que era normal que un cinematógrafo empezara tres o cuatro meses antes, que fuera a las locaciones previas, e hiciera todo el proceso; el cual es muy largo pero bello, es muy inspirador y creativo”, comentó la diseñadora al hablar de su experiencia.

Goldblatt añadió que es en ese proceso donde los diferentes departamentos de producción se enamoran del otro, porque ahí es donde colaboran y comparten ideas. El director sudafricano añadió, “a veces una locación que le gusta al cinematógrafo pero que es imposible técnicamente, le da ideas al departamento de arte para solucionar las cosas de otra manera.”

Entre los títulos que recogen su loable trayectoria se encuentran historias de horror, como Cronos (1993) de Guillermo del Toro, cinta con la que conquistó su primer Ariel; así como historias complicadas, relaciones atravesadas por el virus del VIH, como Sólo con tu pareja (Alfonso Cuarón, 1991), por una situación histórica irreversible como The Reader (Stephen Daldry, 2008) o por la poética, como el romance legendario de Shakespeare en Romeo + Juliet (Baz Luhrmann, 1996), por el que nuestra homenajeada ganó el ACCA (Awards Circuit Community Awards) en 1996, junto con Catherine Martin. Los Academy Awards también reconocieron su trabajo junto con Catherine Martin, al nominarla en 1997 al Óscar por Mejor Dirección de Arte y Decoración de Set por Romeo + Juliet (Baz Luhrman, 1996) y finalmente, otorgarle el Óscar por Moulin Rouge (Baz Luhrman, 2001) en el 2002.

Brigitte Broch ganó el Ariel al mejor Diseño de Arte en el 2000, con Sexo pudor y lágrimas (Antonio Serrano, 1999), aunque también fue nominada un año antes por La otra conquista (Salvador Carrasco, 1998) y un año después, por Amores perros (Alejandro González Iñárritu, 2000). Recibió otra nominación en 1995 por Mejor Ambientación con El jardín del Edén mexicano (María Novaro, 1994); en el 2006 compitió por el Art Directors Guild Award por Mejor Diseño de Producción Contemporánea con Babel (Alejandro González Inárritu, 2006) y la más reciente fue en los Premios Goya en 2011, por mejor Mejor Dirección de Arte con la desgarradora Biutiful (Alejandro González Inárritu, 2010). Dando cuenta del talento y versatilidad de su percepción, entre las más de 32 producciones en que ha desarrollado el diseño de producción, también están La vida conyugal (Carrera, 1993), Hechizo en la ruta maya (Peploe, 1995), Entre Pancho Villa y una mujer desnuda (Berman, Tardán, 1996), 21 gramos (Iñárritu, 2003), Vantage Point (Travis, 2008), Abel (Luna, 2010), Hidalgo, La historia jamás contada (Serrano, 2010); y Safe House (Espinosa, 2012).

Los invitamos a ver la clase magistral de la homenajeada Brigitte Broch.


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