Estos días previos a la celebración del Oscar es muy común leer y oír que “todo el mundo es crítico por una noche”. Lo que es verdad, y en el sentido democrático de la frase es un deber de todos los que gustan de este maravilloso arte donde con el simple hecho de que te guste o no una película ya tienes todo el derecho de opinar sin que nada ni nadie te lo impida o te diga que estas equivocado en tu apreciación... ¡Faltaba más!
Entonces, resulta normal que durante una semana los medios y ahora redes sociales se impregne de gente que aborda el tema de forma (los más) visceral. Lo que se traduce en una avalancha de opiniones banales, sin contenido pero que pretenden imponer una forma de pensamiento que convierte a la crítica profesional en un ejercicio al que jamás se le da el lugar que le corresponde.