En la agradable Casa de la Cultura Acapulco se presentó el documental intimista de El Hijo del Santo, El Hombre Detrás de la Máscara, realizado por la manager y esposa del luchador Gaby Obregón.
Tomando como base los años del Santo al nacer el hijo, el documental muestra ese periodo de vida desde la perspectiva del niño que ve a Rodolfo Guzmán y no al luchador. En la medida que este va creciendo y descubriendo que ese personaje mítico del cine y los cuadriláteros de lucha al que todos admiran es su padre es que el ahora adolescente entiende las largas ausencias, los motivos familiares y la doble vida que debe llevar la persona que admira y ama tanto como cabeza de su familia como el enmascarado de plata.
Armada de forma secuencial y utilizando lo mismo filmaciones caseras en 16 mm y Super 8 que imágenes de los álbumes familiares, Gabriela Obregón da un tono de añoranza al padre y al luchador por igual en el contexto de un México en que la gloria de la lucha libre estaba tratando de sobrevivir ante los cambios de organizadores y caciques del espectáculos de los encordados.
El Hombre Detrás De La Máscara logra mantenerse después de que termina la historia del padre narrada por el hijo al momento de morir El Santo y conocerse a nivel nacional (no sé si internacional) a Rodolfo Guzmán. Y no son pocos los mexicanos que vieron a Don Rodolfo desenmascarado tanto en "Para Gente Grande" de Ricardo Rocha como en "Hoy Mismo" de Guillermo Ochoa o los programas de Jacobo Zabludowsky "Contrapunto" y el noticiero "24 Horas".
A partir de ese momento, el documental cambia el tono para centrase en la primera persona del Hijo del Santo y - manteniendo el ritmo de las notas de deportes y las entrevistas con colegas luchadores y gente del medio de noticias deportivas, - para que Obregon avance en tiempo y forma con la intención de separar de una vez al hijo del padre.
Y además, por lo que yo pude interpretar, sin pretender buscar una sustitución del personaje. Lo que yo aplaudo y agradezco.
