Críticas
Sólo Dios Perdona, una fábula sobre la venganza
Bangkok tiene una vida nocturna que pone a prueba a cualquiera, no es fácil sobrevivir a sus calles, a su violencia, a su perversión. Nadie es inocente y todos están en busca de sobrevivir el día a día. También es un lugar para reiniciar la vida, un lugar donde uno puede buscar dejar atrás su doloroso pasado y encontrar una brújula y puerto para la vida. Pero también es un lugar donde puedes comprobar que no hay escape cuando el pasado te encuentra.
Julian (Ryan Gosling) y su hermano Billy (Tom Burke) dirigen un club de muay thai en Bangkok. Una noche Billy deja salir sus demonios y mata a una joven prostituta, siendo asesinado por el padre de ésta quien es azuzado por un violento policía (Vithaya Pansringarm). La llegada de su madre (Kristin Scott Thomas) le sumerge en una espiral de violencia para vengar la muerte de su hermano que no dejará a nadie inmune.
Los insólitos peces gato, no toda familia es de sangre
Todo tiene que cambiar, evolucionar y algunas veces hasta desaparecer. La monografía de la familia que se ha enseñado por generaciones ha evolucionado al punto que ya no se puede decir que hay un sólo tipo de familia y, muchas veces, la familia no tiene que ver con el compartir genes ni sangre, sino de un lazo mucho más fuerte y duradero.
El tío “Machete” se prepara para el espacio.
Ya en alguna ocasión con la primer entrega de Machete hice mención a que los hermanos Lumière inventaron el cinematógrafo con un único propósito: ver a Machete en el espacio.
En esta segunda entrega Robert Rodríguez confirma tal suposición, Machete Kills, desde su anuncio se convirtió en una de las cintas más esperadas por los fans del director y del género, cumple plenamente con las expectativas de su público con creces, con una historia que sobrepasa los límites de la imaginación de cualquier fanático de Star wars, animación japonesa, spaghetti western o gore.
mi universo en minúsculas, gran canto de amor a la ciudad de México
La ciudad de México produce miles de emociones, desde el odio extremo hasta el amor incondicional, en el cine hay muchos ejemplos de ello, obras maestras del cine nacional como Distinto Amanecer (Bracho 1943) o en épocas recientes Amores Perros (González 2001). La cinta de Hatuey Viveros, mi universo en minúsculas es otro gran ejemplo de ello.
Aina llega de Europa a la ciudad de México para buscar a su padre, a quien dejo de ver a los 3 años. La única pista tiene de él es una vieja foto del exterior de la casa donde vivían y que tiene anotado detrás “Nuestra casa en Juárez 37”. Sin mayores pistas y con ayuda de una Guía Roji se dedicará a buscarle a través de la ciudad.
La Vida Después, el doloroso despego familiar
Una relación de hermanos muy jodida es lo que nos presenta David Pablos en La Vida Después, desgarrador retrato de una familia actual que se desintegra ante los ojos del espectador sin que éste pueda impedirlo o dejar de verlo. La cinta es la Opera Prima del egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica en México y muestra la fragmentación emocional y física de una familia conformada por la madre y sus dos hijos en la provincia mexicana.
Rodrigo y Samuel son dos hermanos que viven con su madre. Las personalidades de ambos son opuestas, uno es más duro y busca madurar demasiado pronto, el otro vive en un mundo aún de sueños infantiles y de apego con su madre. Al llegar uno de ellos a la mayoría de edad, la madre los abandona sin aviso y ellos deciden ir a buscarla.