Claudia Sainte-Luce nos lleva en esta ocasión por el doloroso viaje de una mujer que debe sobreponerse a la pérdida paterna en vida de la persona, al ir está dejando atrás la memoria y perderse en un mundo que no conoce a nadie. Tras la alegre y acogedora cinta Los Insólitos Peces Gato (2013), la directora ahora decide incursionar en un terreno más oscuro y menos optimista, pero igual de entrañable.
Jazmín vive alejada de su padre, Toussaint, un haitiano de 60 años, cuando éste sufre un accidente laboral y ella debe hacerse cargo con él, descubre que la demencia cardiovascular comienza a hacer estragos, lo que complica su relación pero a la vez les acerca.
Una cinta difícil, dura, poco amigable y que remueve sensaciones en el espectador, oscura y compleja, Sainte-Luce nos lleva a un proceso que ella como ser humano está atravesando y dispuesta a hacerlo más catártico para ella, interpreta el personaje principal, una mujer llena de contradicciones que refugia en aventuras sexuales el vacío de su existencia, huyendo a compromisos serios y tan real que a pesar de las ganas que tiene el personaje de hacerse antipático a los ojos de todos, termina por despertando ternura, comprensión, amor. Si bien por momentos la actuación de la directora/actriz parece quedarse a medio camino, en términos generales es una agradable sorpresa y cuando se permite coquetear directamente a la cámara y seducirle, los espectadores no podemos más que perdernos en ella.
El otro gran personaje de la cinta es Jimmy Jean-Louis quien literalmente desaparece en pantalla, el trabajo físico que realiza para ir denotando los diferentes momentos de la enfermedad son sobresalientes, es impactante el verle como un hombre entero y verle ir cambiando su postura con el tiempo y así ir entendiendo el daño tiene su mente. En un papel menor pero importante se encuentra Pablo Sigal, como un pretendiente de Jazmín y que sufre su rechazo y antipatía.
La película se filmó en Nueva York, Haití y México, narrando así el proceso que atraviesa su personaje masculino y que nos lleva a entenderle y sobrecogernos con algunos de sus recuerdos, los cuales son representados con el mismo actor, de la misma edad lo vemos al inicio de la cinta, como un ser viendo sus recuerdos en la mente.
Claudia Sainte-Luce se apoya de nueva cuenta en el trabajo del director de fotografía para presentar los claroscuros de su historia, María Secco se convierte en una cómplice esencial en el desarrollo de la historia, marcando desde el inicio de la cinta que todo será luz y sombras, con una esteticidad impresionante.
La Caja Vacía es una reflexión sobre lo que nos hace humanos, lo que nos hace entrañables para los otros, deseables. Es una cruda mirada sobre el vacío que queda cuando los recuerdos se van y sólo está el cuerpo. Estrenada durante el Festival Internacional de Cine de Morelia 2016, la cinta llegará a cines franceses en marzo del 2017, en espera aún de una distribuidora valiente que se atreva a tenerla en México. Dolorosa pero entrañable y llena de reflexiones.
La Caja Vacía
Debido a su condición de salud, Toussaint, un haitiano de 60 años, tiene que ir a vivir con Jazmín su hija, a la Ciudad de México. Toussaint es un hombre que no es capaz de echar raíces en ninguno de los lugares en los que ha vivido. No fue un padre amoroso y es un completo desconocido para Jazmín. A través de esta convivencia obligada, Toussaint arma el rompecabezas de su pasado con sus memorias restantes y Jazmín es capaz de perdonarlo para seguir con su propia vida.
Director: Claudia Sainte-Luce
Guión: Claudia Sainte-Luce
Con: Claudia Sainte-Luce, Jimmy Jean-Louis, Pablo Sigal
Fotografía: María Secco
Estudio: Canibal / Equipment & Film Design SA de CV / Jaqueca Films SA de CV / Sampek Productions SAS.
Distribuidor: TBA
Fecha de estreno: TBA
País: México 2016
Duración: 101 minutos
