El unicornio, criatura mítica popularizada en el folklore europeo, teniendo tal alcance su leyenda que en la Edad Media, la gente creía que eran reales. Con raíces que nos remontan al año 400 a.C. gracias al historiador griego Ctesias que documentó por primera vez un animal parecido al mismo en sus escritos, la verdad es que las descripciones sinre este ser son muy variadas.
Generalmente representado como un caballo blanco con un cuerno en la frente, se le atribuyen virtudes como la pureza, nobleza, fuerza asi como algunas propiedades mágicas. Otros asocian al unicornio con la redención y los describen como criaturas salvajes y poderosas que no pueden ser dominadas. Incluso se decía que su cuerno tenía propiedades curativas y la advertencia leía que la criatura solo podía ser capturada por una virgen.
La mayor parte de todo este folclor es llevado a buen puerto en una historia tan extraña como profunda llamada “La Muerte de un Unicornio” (Death of a Unicorn), donde el productor convertido en director y guionista, Alex Scharfman, rescata de los bestiarios medievales a este peculiar animal para traerlo a nuestra actualidad y plantearlo en una comedia negra absurda que medita sobre el poder sanar heridas, familias rotas y claro, la metáfora de la naturaleza enfrentada al ambicioso ser humano que es aleccionado por la misma.
El relato nos presenta a Riley (Jenna Ortega), una adolescente que no lleva una relación muy agradable con su padre, Elliot (Paul Rudd) pero con quien debe convivir debido al fallecimiento de su madre. Ambos emprenden un viaje de fin de semana para impresionar a la familia de un farmacéutico moribundo y millonario, los Leopold, que buscan cómo heredar su legado. Sin embargo, un accidente en carretera que involucra a un unicornio hará que este encuentro se torne en una locura por sobrevivir.
Un aspecto envidiable por parte de Scharfman es el gran balance que hace en el guion al saber manejar comedia absurda con acidez y humor negro mientras ofrece profundas meditaciones, todo esto aderezado con elementos de horror como sangre y muertes bastante salvajes sin perder el eje principal. Aunque por momentos la cinta pareciera ser todo un malviaje ramplón, La Muerte de un Unicornio se sustenta bien en los elementos míticos alrededor de la criatura que une las historias de estas familias.
Scharfman crea un paralelismo llamativo entre la familia herida de padre e hija mientras el unicornio es buscado por sus padres, tratando de ser rescatado a toda costa de las garras de la aparentemente perfecta pero profundamente disfuncional familia del farmacéutico, interpretada de gran forma por Téa Leoni, Will Poulter y Richard E. Grant. Es en sus relaciones, discusiones y actos que vemos los diversos aspectos de esos lazos que nos unen o destruyen.
Cabe destacar el diseño de vestuario en esta cinta, donde la familia aparentemente impoluta y perfecta usa siempre ropa limpia y formal como una manera de mantener las apariencias mienttas que Riley y su padre casi siempre andan con los mismos andrajos, sucios y todo menos impolutos. Incluso en la aparición de los unicornios hay una buena decisión en el color, usando siempre el blanco y el negro para representar la dualidad de la vida y muerte encarnadas en estos animales mitológicos que entran al quite por proteger a su pequeño.
Asimismo, es de aplaudir que Scharfman haya investigado tan bien todo lo que conlleva la mitología del unicornio, sabiéndolo usar a su favor durante la historia. Incluso se da el lujo de meter en “La Muerte de un Unicornio” uno de los elementos mediavales más reprsentativos de lo mismo: los Tapices del Unicornio, pieza que reside actualmente en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, como parte clave para descifrar el misterio detrás de las criaturas que, en efecto, conservan su alma mágica curativa en esta versión donde la sanación remite a la pérdida y a aquellas relaciones rotas que pueden enmendarse.
Hablando de las actuaciones, el ensamble resulta muy atractivo. La química entre Leoni, Grant y Poulter ofrece momentos bastante efectivos, sobre todo en la relación que tienen entre ellos. Paul Rudd tampoco lo hace mal, retratando los problemas de un padre incapaz de comunicarse de buena forma con su hija. Jenna Ortega sigue haciéndola de ella misma aunque aquí por momentos ofrece un par de matices distintos. Pero es Anthony Carrigan (de la serie “Barry”) quien se roba el show cada que aparece con su simpático Griff, mayordomo/ayudante de los riquillos que brilla cada vez que aparece como buen secundario.
No hay que olvidar la subtrama más obvia del filme: la naturaleza vs el hombre. Queda claro que los Leopold representan esa parte de la ambición que empresas diversas y poderosas buscan sacar de los recursos naturales a su alcance sin importar los riesgos o dilemas éticos que ello conlleve. Aquí, encuentran en el unicornio no solo una forma de seguir volviéndose millonarios sin importar el dolor o consecuencias que matar al animal único en su especie conlleve, sino que esta discusión sobre el poder tener la cura para cualquier mal muestra a su vez los torcidos lazos de una familia que es todo menos perfecta. Las criaturas míticas aparecen para equilibrar la balanza a su manera, que suele ser violenta pero siempre en contra de los corazones no puros.
Alejándose de toda parte alegre, bella y colorida que usualmente conlleva la representación de estos seres, “La Muerte de un Unicornio” se convierte en un interesante tratado filosófico que deja de lado la premisa alocada que vende al más puro estilo de "Un Cadáver para Sobrevivir" (Kwan y Scheinert, 2016), para hablar de conexiones, lazos como lo que establecen Riley y el unicornio, mostrando que a veces sanar una herida conlleva dolor, sangre y un pequeño toque de magia e inocencia que crea un filme sobresaliente.
Los invitamos a ver el tráiler.
“La Muerte de un Unicornio” (Death of a Unicorn)
Dirección: Alex Scharfman
Guión: Alex Scharfman
Con: Paul Rudd, Jenna Ortega, Will Poulter, Téa Leoni, Richard E. Grant
Distribuidor: Cine Canibal
Fecha de estreno: 28 marzo 2025 (Estados Unidos) 05 junio 2025 (México)
País: Estados Unidos 2025
Duración: 107 minutos