Críticas
“Deadpool & Wolverine” o cómo destruir la inocencia de Disney
Si alguien nos hubiera dicho que Deadpool iba a hacer la cinta más interesante del MCU tras “Avegers: Endgame” nadie lo hubiera tomado en serio, mucho menos cuando Marvel entró a formar parte de Disney, conglomerado que se ha caracterizado en los últimos años a afianzar la cultura woke y el conservadurismo en sus producciones. La libertad que logró tener Ryan Reynolds para completar la producción de esta cinta es digna de celebrarse, ya que además de no traicionar al personaje, logra jugar con las ideas del MCU a su propia conveniencias, esto en “Deadpool & Wolverine”.
Han pasado seis años desde que Deadpool hiciera su famoso viaje por el tiempo eliminando a aquellos que no le simpatizan, se ha retirado y sobrevive como vendedor de autos. Cuando la «Time Variance Authority» (TVA) lo busca para incorporarle a sus filas deberá iniciar un viaje para salvar su universo mientras localiza a Wolverine, el único puede ayudarle.
“La Otra Cara de la Luna” romance, historia y teorias conspirativas
La tensa situación política que la humanidad vivió tras la Segunda Guerra Mundial confrontó al mundo en dos vertientes ideológicas, el capitalismo y el comunismo, uno representado por los Estados Unidos y el otro por Rusia. Uno de los campos de pelea fue la conquista del espacio, desarrollándose lo que se conoce como la carrera espacial, cuyo único fin era llevar el hombre al espacio. La cinta “La Otra Cara de la Luna” (Fly Me to the Moon) nos lleva a esos momentos, todo desde un punto de vista irónico y controversial.
Kelly Jones es una vendedora perfecta, capaz de cualquier cosa por conseguir sus objetivos. Cuando es contratada por el gobierno norteamericano para crear nueva atención sobre el programa espacial se ve envuelta en una vorágine que le llevará a crear no sólo una campaña de marketing para venderlo como producto al alcance de todos, sino a planear un falso alunizaje por si las cosas no funcionan.
“Blue Lock: Episodio Nagi” por la pasión del futbol
Nagi Seishiro es un estudiante de segundo año de preparatoria que vive pegado a los videojuegos y detesta la actividad física. Todo le parece un fastidio en su día a día. Pero su camino en la escuela Hakuho lo lleva a conocer a Mikage Reo, un compañero que soñaba con ganar la Copa del Mundo para Japón siendo el mejor jugador. Reo ve en Nagi una habilidad oculta para jugar fútbol por lo que decide ser su amigo y así compartir su extraordinario talento.
Sin embargo, esta historia de amistad deportiva da un tremendo giro cuando Nagi y Reo reciben una invitación para participar en el misterioso Proyecto Blue Lock, donde los mejores delanteros del país se reúnen y compiten entre sí para conseguir su sueño de convertirse en el mejor. Así, Nagi y Reo elevan su toque prodigioso al máximo. Pero el increíble talento y la personalidad del delantero Nagi Seishiro se encontrará con duros retos con tal de demostrar quién es el mejor de todos.
“Blue Lock: Episodio Nagi” es una cinta basada en el spin off del spokon, manga convertido en anime que se enfoca en un deporte, en este caso el fútbol soccer, creado por Muneyuki Kaneshiro y Yusuke Nomuray, que muestra una cara desconocida de lo que pasa en la batalla real de 300 futbolistas que buscan alzarse con el triunfo máximo de ser el mejor delantero de Japón y llevarlos a la gloria de la Copa del Mundo, donde todos los que fallen quedan fuera de la posibilidad de crear una carrera en el balonpie.
“El Último Escape” el adiós de dos grandes
Hay historias de la vida real que pueden resultar emotivas e inspiradoras. Una de ellas es la de Bernard “Bernie” Jordan, un soldado británico veterano de la Segunda Guerra Mundial que en el 2014 emprendió un viaje secreto escapando del asilo en el que estaba para atender a la conmemoración número 70 del Día D en Francia, acaparando las portadas de los periódicos locales y convirtiéndose en toda una celebridad involuntariamente. Conocido con el hashtag #TheGreatEscaper (El gran escapista, traducido al español), ese es el título que Oliver Parker eligió para realizar esta cinta que resulta ser, además, la bella despedida de dos legendarios histriones: Michael Caine, retirado, y Glenda Jackson, que falleció después de concluir este filme.
Caine, que anunció su retiro el año pasado, dejó un legado de más de 150 cintas en su haber y formó parte del Ejército Británico en su momento. Si bien su vasta carrera comenzó en la década de los 50, fue hasta 1964 con su papel en “Zulu” que dio el salto a la fama, encumbrándolo como ganador del Oscar dos veces, por “Hannah y sus Hermanas” (Hannah and Her Sisters, Allen, 1986) y “Las Reglas de la Vida” (The Cider House Rules, Hallström, 1999). Mientras que Jackson fue una ex miembro del Parlamento del Reino Unido, además de ganar también dos premios Oscar por sus papeles en “Women in Love” (Russell, 1969) y “Un Toque de Distinción” (A Touch of Class, Frank, 1973), siendo parte de un gran legado dentro de la historia del cine británico.
“Tornados” demasiado drama sin vacas
En 1996 Jan de Bont entregaría una de las cintas de acción importantes de la década, “Tornado” (Twister), la cual cautivaría con sus espectaculares secuencias de acción y, sobre todo, por su tono ligero y donde la comedia y la tensión se combinaban para lograr un producto entretenido, ahora, 28 años después, llega su secuela “Tornados” (Twisters), pálido intento de recuperar algo de su antecesora y que comete el grave error de tomarse demasiado en serio la parte dramática, lo que manda a segundo plano la acción y tensión.
Al intentar probar un experimento científico que buscaba destruir un tornado, Kate pierde casi a todo su equipo. Cinco años después es contactada por el otro miembro sobreviviente para probar algo que ayudará a prevenir la destrucción causada por estos fenómenos naturales. En sus andanzas conoce a un arrogante cazatornados, lo que le llevará a replantear su parte en la misión.