El cine bélico siempre divide. Los horrores de la guerra siempre pueden resultar demasiado fuertes para las audiencias comunes, la forma de retratarles siempre puede irse por el lado de glorificar o de minimizar los hechos, dividiendo a todos. Además pareciera que todo esta dicho, desde la poesía visual en cintas como “La Delgada Línea Roja” (The Thin Red Line, Malick 1998) a la brutalidad de “Hacksaw Ridge” (Gibson 2016), por lo que resulta osado, atrevido, casi casi irreverente, que se filme una que se sitúe en la Primera Guerra Mundial y que, además, tenga el atrevimiento de querer dar la ilusión de que esta filmada en un plano secuencia.
El cabo Blake es comisionado a llevar un mensaje urgente a las tropas que están preparando un ataque total a las tropas alemanas, sin imaginar que caerán en una trampa preparada por estas, como motivación se le informa su hermano estará al frente de uno de los batallones. Acompañándole va su amigo, el cabo Schofield. Deberán recorrer las filas enemigas, sorteando los peligros y sobreviviendo si quieren salvar la vida de todos.