El cine bélico siempre divide. Los horrores de la guerra siempre pueden resultar demasiado fuertes para las audiencias comunes, la forma de retratarles siempre puede irse por el lado de glorificar o de minimizar los hechos, dividiendo a todos. Además pareciera que todo esta dicho, desde la poesía visual en cintas como “La Delgada Línea Roja” (The Thin Red Line, Malick 1998) a la brutalidad de “Hacksaw Ridge” (Gibson 2016), por lo que resulta osado, atrevido, casi casi irreverente, que se filme una que se sitúe en la Primera Guerra Mundial y que, además, tenga el atrevimiento de querer dar la ilusión de que esta filmada en un plano secuencia.
El cabo Blake es comisionado a llevar un mensaje urgente a las tropas que están preparando un ataque total a las tropas alemanas, sin imaginar que caerán en una trampa preparada por estas, como motivación se le informa su hermano estará al frente de uno de los batallones. Acompañándole va su amigo, el cabo Schofield. Deberán recorrer las filas enemigas, sorteando los peligros y sobreviviendo si quieren salvar la vida de todos.



Bajo la dirección de Jorge Michel Grau y con un guión de Anton Goenechea, Perdida cuenta los sucesos después de la misteriosa desaparición de Carolina (Paulina Dávila) esposa de Eric (José María de Tavira), un reconocido director de Orquesta quien dirige la Orquesta Filarmónica de México. Al momento de la desaparición, Eric toma la ausencia de Carolina como el abandono de su matrimonio debido a un mensaje que dejó grabado en la tableta de él. Esa noche, en un bar conoce a Fabiana (Cristina Rodlo), una joven camarera quien pronto se convierte en la novia del atractivo director de orquesta. Sin embargo, poco a poco vamos descubriendo más detalles que rodean la desaparición de Carolina que llevan a tomar decisiones donde se debe decidir si uno está dispuesto a arriesgar a aquello que acaba de conseguir a cambio de una conciencia limpia.


