El cine sudafricano atraviesa un momento de sorpresas, donde el talento de la gente de la zona se sobrepone a todo, sorprendiendo con sus historias y la forma de desarrollarle, lo que permite crear crítica social sin perder por ello el afán de divertir y entretener, tal es el caso de “Fried Barry” la cual nos lleva a conocer el aterrador encuentro que tiene con la tierra un ser de otro planeta.
Barry es un drogadicto que trata mal a su mujer y su hijo, cuando una noche es secuestrado por extraterrestres y suplantado por uno de ellos, éste descubre la fascinación de las drogas, el sexo y el mundo nocturno de Sudáfrica.







Humor sangriento sin mayores pretensiones es lo que se obtiene de “Cita sangrienta”, donde vemos que la mala suerte de un joven, desesperado por perder su virginidad, resulta ser su salvación. Aunque se basa en lugares comunes, estereotipos y una historia predecible, la cinta pide que no se le tome en serio y que se disfrute de momentos vergonzosos para los personajes masculinos, así como de una buena dosis de tonterías, exageraciones y aderezadas con sangre.


El cine de terror continua buscando la fórmula que despierte la atención de los espectadores que suelen distraerse demasiado pronto y que prefieren una rápida sucesión de jump scares, aburridos y predecibles, desdeñando historias que busque crear atmósfera y cierto grado de complicación. Afortunadamente los creadores de este contenido siguen intentando sorprender, no siempre con resultados plenos pero que se agradecen, tal es el caso de David Koepp, quien tras “Stir of Echoes” (1999) regresa al género, apoyado de nueva cuenta con Kevin Bacon con “You Should Have Left”.
Un descubrimiento, una razón - muy personal- para hacerlo, consecuencias fatales para todo el mundo. El descubrimiento del Dr. Thomas cambió al mundo, a tal grado que la vida empezó a vivirse en muertos, en suicidados y la alegría de estar presente en este mundo se tornó en pura agonía. 
En un lugar donde los monos son considerados dioses, espantarlos resulta un trabajo más complicado de lo que aparenta. El joven Anjani, migrante en Nueva Delhi, llega a vivir con su hermana y el esposo de ésta, quien ayuda al hermano a conseguir el trabajo de espantador de monos. Si bien el trabajo parece no sonar como la gran cosa, la zona de oficinas gubernamentales donde trabajará Anjani es bastante extensa y los monos se saben dueños del lugar, rápidamente le dejan muy en claro a Anjani que no piensan ceder su territorio.