Un grupo de ladrones, liderados por un peligroso criminal; Tiger Mafia, empiezan a robar niños de la localidad por orden de su líder quien, convencido por su brujo con doctorado, cree que la sangre de los niños tiene poderes mágicos y pretende sacrificarlos. Sin embargo, los criminales no se dan cuenta que los niños que van robando resultan ser inigualables en las artes marciales y entre más van capturando, más los ayudan a poder formar un equipo sin igual que jugará en contra de los malévolos planes de Tiger Mafia.
Crazy World es de esas películas que encuentra su valía no por su gran producción o por intentar hacer una “buena” película con poco dinero. Es el aceptar que con el dinero que tienen sólo pueden hacer un tipo de película y es de esas que son tan absurdas y exageradas, con tan pobres efectos, que resultan ser una joya en sí mismas porque pasan del mal gusto o lo tonto, a mostrar el objetivo más sincero de una película: entretener sin pretensiones. Y es que el estilo gonzo de IGG Nabwana da un resultado tan honesto e hilarante que hace de la película algo único.



Las películas de ciencia ficción pueden resultar fascinantes por sus propuestas temáticas, por su retrato de la sociedad, por lo que implica la conquista del espacio o los alcances tecnológicos que se auguran, desafortunadamente, en los últimos años, parece que lo único importa es el tamaño de los efectos especiales y las espectaculares secuencias de acción, por eso se agradece cuando aparecen cintas como “Time Trap: Escape to the future”, la cual a pesar de su ínfimo presupuesto recupera la esencia de esas películas y de paso nos muestra como sorprendernos sin recurrir a giros forzados.





Tomando como base la idea de “El hombre invisible” de H.G. Wells, la adaptación de Leigh Whannell, quien toma el papel de director y guionista, nos muestra un escenario actual donde si la tecnología existiera y cayera en las manos de un hombre abusador, el escenario resultaría absolutamente terrible y aterrador para la muy desafortunada mujer que tuviera la mala suerte de ser el objeto de deseo de dicho sujeto.


Dirigida por Julio Bekhór y Fernando Sama, “El viaje de Keta” es un buen compendió respecto al uso de las drogas sin el aspecto moralino ni conservador que usualmente se usa cuando se habla de este tipo temas. Con momentos divertidos, aunque con un ritmo sumamente irregular, la cinta nos cuenta las historias de varios personajes que consumen diversos tipos de drogas, poniendo como ejemplo aquello que puede pasar y cómo evitar tener un mal viaje por un uso incorrecto de las drogas.