Llegó a cines una adaptación más de un videojuego bastante popular. De la mano del director Jared Hess (“Napoleón Dinamita”, 2004), llega su segunda colaboración con el comediante y músico Jack Black desde “Nacho Libre” con “Una Película de Minecraft” (A Minecraft Movie), que lamentablemente resulta ser una cinta que pinta para competir por lo peor de este año en un filme que tiene la capacidad de desaprovechar por completo el carisma y gracia de Black con una historia que nunca existe en un exasperante viaje de casi dos horas.
La trama se centra en Steve (Black), un chavo que desea ser minero a toda costa, pero no puede serlo hasta que un día, deja su aburrida oficina godín para cumplir el sueño de minar. Ahí, encuentra un orbe mágico, un cubo de color azul que lo lleva al Overworld, universo donde uno puede crear lo que quiera con, pues si, cubos. Pero la malvada bruja Malgosha busca acabar con ese mundo de imaginación y tomar el orbe, por lo que secuestra a Steve, quien le encarga a su lobo esconder el objeto en el mundo real. Y eso ocurre en diez minutos.














Si hay un director capaz de reinventarse, reimaginarse, atreverse a cambiar de dirección y probar algo es sin duda Steven Soderbergh quien desde su primera cinta, la aún extraordinaria “Sexo, Mentiras y Video” (Sex, Lies, and Videotape, 1989) ha apostado por jugar con la narrativa y con el uso de tecnología de la época para crear atmósferas e historias donde el factor humano siempre esta presente, así sean sus comedias, sus dramas, sus cintas de acción y, en esta ocasión, con “Presencia” (Presence) una historia de fantasmas, la cual nunca llega a ser de terror pero si se instala en lo sobrenatural para reflexionar sobre la condición humana.