Hay pocas películas a las que podemos calificar de magistrales sin temor a equivocarnos, “Vengadores: Endgame” (Avengers: Endgame) es una de ellas. Si Infinity War nos impresionó con su habilidad para reunir a los personajes, dar su momento a cada uno sin abusar del protagonismo y entregar una batalla espectacular contra uno de los mejores villanos de todo el universo cinematográfico Marvel, su continuación va más arriba superando todas nuestras expectativas; sin duda, los hermanos Russo han dado un cierre épico, digno y, efectivamente, magistral a este viaje que ha durado once años y 22 películas.
Lógicamente, “Vengadores: Endgame” funciona como una continuación de “Infinity War”, sin embargo, logra expandir su propia premisa, es decir, la incógnita principal (el gancho) sobre si los Vengadores podrían revivir a sus compañeros desvanecidos con el chasquido infinito, se abre para sumergirnos en una misión sin precedentes en el MCU y elaborar una historia que se replantea desde los primeros minutos.







Mimi Leder, directora conocida por su amplia trayectoria en la televisión, así como por sus cintas “Impacto Profundo” (“Deep Impacto”, 1998) y “El Pacificador” (“The Pecemaker”, 1997), nos muestra la historia de una ícono feminista contemporánea; la abogada Ruth Bader Ginsburg y el inicio de la lucha para eliminar la discriminación basada en el género dentro de las leyes estadounidenses.




De la mano de un joven director quien principalmente ha trabajado en series de televisión y documentales, Justin Baldoni presenta su primer largometraje de ficción con “A dos metros de ti” (“Five feet apart”). Una historia de amor imposible entre dos adolescentes debido a que ambos padecen de fibrosis quística, una enfermedad que les prohíbe estar cerca de otra persona con el mismo padecimiento debido a la alta probabilidad de contagiarse y empeorar su salud.
