Críticas
Avenida Cloverfield 10: Cuando los monstruos no son extraterrestres
En el 2008 se estrenó la Opera Prima de Matt Reeves, Cloverfield, una cinta que jugaba con el estilo del Found Footage Film, mostrando los peores clichés del género, y que mostraba los estragos que provocaba en Nueva York el ataque de una criatura alienígena. Odiada por muchos y admirada por igual por otros tantos, el éxito que tuvo en taquilla y en formatos caseros hacía predecible que se filmará una secuela, la cual, de forma sorpresiva, se anunció 8 años después, una vez que se había terminado de filmar: Avenida Cloverfield 10 (10 Cloverfield Lane).
Michelle acaba de abandonar a Ben, su pareja, mientras conduce por carretera sufre un accidente, despierta en un sótano, con suero intravenoso y encadenada. Pronto conoce a su captor, un exmarine que ha construido un refugio antinuclear, quien le dice que ha estallado una bomba y afuera todos han muerto. Cuando conoce a otro de los habitantes del refugio se da cuenta de que todo podría ser cierto. Pero en el mundo de Cloverfield nada es definitivo.
El Cazador y la Reina del Hielo, a veces son mejores las segundas partes
Pocas veces, contadas, las secuelas funcionan en pantalla, superando la versión original y parchando de forma correcta los errores que la primera haya tenido. En el 2012 tuvimos la desgracia de atestiguar una de las peores películas del año, Blanca Nieves y El Cazador (Snow White and the Huntsman Sanders), un intento de modernizar la historia de Blanca Nieves volviéndole una guerrera que vence a los villanos, la cual era protagonizada por la Cate Blanchett de los hipsters, la antipática y nada expresiva Kristen “Apesto-en-pantalla” Stewart. Cuando se anunció que vendría su secuela, las cosas parecían no ibam a mejorar pero cuando el intento de actriz de Crepúsculo (Twilight) no fue considerada para aparecer en ella, las cosas cobraron un camino distinto, tanto que El Cazador y La Reina del Hielo (The Huntsman: Winter's War) es un producto infinitamente superior al anterior que, a pesar de sus deficiencias, es entretenido y con un gran trabajo en los efectos especiales.
Bellas de Noche, el amor al cabaret, al espectáculo
Hubo una época en que la noche de la ciudad de México fue el escenario perfecto para los espectáculos de cabaret y la glorificación de sus estrellas, las vedettes. La censura ante la exhibición de cuerpos semidesnudos (o desnudos) se había debilitado y era posible ver muchos espectáculos que apostaban a explotar la libido de los asistentes. La década de los 70s y 80s fueron el último gran momento de las vedettes en el país, cerrando un ciclo que había iniciado a principios de siglo, pasado por diversas épocas de bonanza, para no volver a la fecha. El presente de cinco de ellas es el que se retrata en el documental Bellas de Noche de María José Cuevas, quien apuesta en su primer largometraje el recuperar a esas estrellas de antaño, dueñas de un pasado que parece darle vergüenza a México recordar. La Princesa Yamal, Olga Breeskin, Wanda Seux, Lyn May, Rossy Mendoza son las encargadas de darle vida a los recuerdos de una época, llena de oropeles y que al desaparecer se llevó todo, hasta su recuerdo.
Tempestad, la lucha por sobrevivir lo inesperado
Tatiana Huezo es una de las directoras de documental más interesantes de los últimos años, empeñada en no caer en las formas típicas de hacer su trabajo, sus filmes cuentan con una elaborada producción en la cual no se dedica a ilustrar lo que nos van narrando sus protagonistas sino a acompañar y apuntalar su historia. Tras El Lugar Más Pequeño (2011) y el cortometraje Ausencias (2015) ahora presenta su nuevo trabajo, Tempestad que nos lleva a sus inquietudes y propuestas estéticas.
Tempestad narra dos casos protagonizados por mujeres mexicanas, el primero es el de Miriam, acusada por el Instituto Nacional de Migración del delito de Trata de Personas y quien sufre meses en la cárcel antes de alcanzar su libertad. El segundo es el de Adela, una actriz de circo que cada día sufre la ausencia de su hija, secuestrada hace más de diez años sin que sepa de ella. Ambas viven el día a día, imponiéndose a la inclemencia de la vida.
Plaza de la Soledad, la vida sigue a pesar de la edad
Maya Goded, reconocida fotografa mexicana, da el salto a la dirección de documentales con Plaza de la Soledad, una continuación de su trabajo fotográfico que ya conoce una edición en libro y diversas exposiciones con el mismo título, donde muestra el rostro y día a día de las prostitutas que laboran en el México profundo. Es el resultado de 20 años de relaciones y amistad con algunas de ellas.
Plaza de la Soledad sigue a un grupo de, recordando a Ripstein y sus descripciones, putas añosas y sus más añosos clientes, les vemos revelar los secretos de su profesión pero, aún más importante, los secretos de su vida diaria, sus preocupaciones, sus amores, sus realidades.