Críticas
El Santos vs la Tetona Mendoza, humor para rascarse los destos
Estaba un día el Santos rascándose sus destos cuando a alguien se le ocurrió llevar a la pantalla grande sus aventuras, conocidas por miles de lectores a través de La Jornada e inmortalizadas por los talentosos Jis y Trino. Anima Estudios, a través de su sello Atomo Films, fue la encargada de animar a este personaje y, afortunadamente, el resultado es sorprendente, alejado de lo fallido de Don Gato y su pandilla (2011) y de la serie de televisión de El Chavo del Ocho, logrando, por fin, encontrar una voz y vida propia para el personaje y lo que lo rodea.
La historia es en realidad nada, un pretexto para mostrar lo mejor (que siempre resulta en lo peor) que tiene el Santos, acompañado del infatigable Cabo, sus eternas luchas con El Peyote Asesino y, por supuesto, su obsesión con La Tetona Mendoza, la cual no puede ser menos que hipersexual y hambrienta de poder y dominio en la cinta.
Un NO publicitario abre el camino a la libertad
En 1988 el dictador chileno Augusto Pinochet convocó a un plebiscito para legitimar su permanencia en el poder. Lo que parecía un trámite para tranquilizar a las potencias extranjeras pronto se convierte en un verdadero dolor de cabeza para el régimen que no puede evitar que la oposición escale posiciones con una campaña publicitaria alegre y llena de esperanza. La cinta No de Pablo Larraín narra la historia de cómo se desarrolló parte de esa historia.
Basada en la obra de teatro inédita de Antonio Skarmeta, El Plebiscito, el film sigue a la figura de René Saavedra, publicista que ideó la campaña del NO a la permanencia de Pinochet en el poder. Es a través de sus ojos que conocemos las luchas internas dentro de la oposición para darle frente al gobierno, en una elección que daban por perdida desde antes de arrancar.
La vida precoz y breve de Sabina Rivas: A veces sólo queda aceptar el presente
Sabina Rivas no tiene nada de especial, es una chica centroamericana que busca el sueño americano como miles más, sin embargo su determinación hace que su historia sea más trágica. Con tan sólo 16 años trabaja como prostituta en El Tijuanita, un antro de mala muerte donde chicas sudamericanas sirven de entretenimiento para todo aquel que pueda pagarlas, incluyendo personalidades como el Cónsul de México.
Entre promesas de que todo va a cambiar y que pronto va ir ascendiendo para tener la oportunidad de trabajar en México y de ahí cruzar al norte, Sabina sigue haciendo lo que se le pide, sin chistar pero sin olvidar su objetivo ni hacer que su madrota lo olvide. En la mente de esta jovencita existe sólo un sueño, un ideal donde su voz como cantante la sacará de la vida que lleva. Sin embargo, todos alrededor parecen incrédulos pero nunca parecen contradecirla o decirle que su sueño es sólo eso, un sueño.
Morelos, una estampita histórica de mucha acción
Tras la muerte del cura Miguel Hidalgo y Costilla, los insurgentes que luchan contra la corona española parecen vencidos. Surge entonces la figura del cura José María Morelos y Pavón, quien se destaca por ser un gran estratega y un hombre de ideas firmes. Tomando al personaje después del histórico sitio de Cuatla, Antonio Serrano realiza una gran cinta de acción sobre este héroe nacional.
En esta ocasión Serrano no busca romper la imagen del héroe de la independencia como lo hiciera con Hidalgo, la historia jamás contada donde buscaba mostrar la figura de ese personaje como un ser terrenal, lleno de defectos y virtudes humanas. No. En esta ocasión no busca eso, quizá lo más atrevido hace en esta ocasión sea la de no mostrarlo como lo hacen los retratos de la época sino resaltar sus rasgos físicos que no tenían nada que ver con el de los criollos o españoles.
Ralph, El Demoledor; hasta los malos tienen corazón
Hasta los videojuegos tienen rutina y como los humanos, algunos deciden cambiar su destino en busca de algo mejor. Pero qué pasa cuando el malo del juego se cansa de su papel y decide cambiar las cosas. Para Ralph, El demoledor representa una vida mejor, un ideal que está lleno de pasteles y fiestas en el Penthouse. Sin embargo, sin pensar en las consecuencias de sus actos se embarca en la búsqueda de una medalla de oro que cambie su suerte y en su búsqueda termina haciendo lo que mejor hace, destroza casi por completo un videojuego.
Gracias al esfuerzo de conseguir los permisos para usar a diversos personajes de videojuegos, Ralph, El demoledor muestra un mundo que en el presente está casi desaparecido, el mundo de las maquinitas. Creando un mundo que se une en las conexiones de luz de cada máquina y dando vida a una estación central en la que cada juego tiene su puerta, y si bien no está prohibido interactuar sí el involucarse en un diferente juego, Ralph, El Demoledor le da vida a todo aquello que uno se imagina pasa detrás de bambalinas de los juegos que han marcado a generaciones.