El cine de recreación histórica en el cine mexicano siempre adolece de una teatralidad que impide que se sienta real lo que ocurre en pantalla, poblando sus historias de personaje de piedra que se debaten entre el tótem histórico y la pesades de una mala clase de historia de la secundaria, por lo que se agradece que, por una vez, una película que habla de un hecho real, importante para la historia mexicana, sea llevado con un desparpajo y una soltura que pocas veces vemos, ese es uno de los méritos de JM Cravioto en su nueva cinta, “Autos, Mota y Rocanrol” que formó parte de la edición 40 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara.
Justino y el Negro querían organizar unas carreras de coches y un pequeño concierto para hacer el negocio de sus vidas, lo que lograron fue la máxima concentración de jóvenes amantes del rock en México, en un evento que definiría la postura oficial ante el rock.















