El cine que aboga por la nostalgia es siempre un gancho para el espectador, el cual acude para ver a viejas (y a veces olvidadas) glorias en un papel que saque algo de lo que les hacía grandes en su momento. En la mayoría de los casos, el abuso del tema lleva no sólo a grandes desilusiones sino a películas endebles y que carecen de sentido, pero muy de vez en cuando, surge algo como “La Última Gran Estafa” (The Comeback Trail) que da justo en el clavo.
Max Barber es un productor de cintas clase z en Hollywood, cuando su último fracaso lo enfrente a uno de sus inversionistas, el mafioso Reggie Fontain, debe desprenderse de una sus posesiones más valiosas, un guión que puede volver ganador del Oscar a quien lo realice. Cuando descubre que si asegura a un actor por muerte accidental puede ganar mucho dinero, toma uno de los múltiples trabajos tiene para producir y planea una gran estafa que lo saque de deudas. Pero en el mundo del cine, la magia aparece donde y cuando menos la esperas.