2020

¿Cuáles son las repercusiones que tiene un acto terrorista en la vida de los sobrevivientes? ¿Cómo se lidia con los sucesos y se puede seguir adelante en la vida? Esas parecen las preguntas principales que Brady Corbet busca contestar con su más reciente cinta, “Vox Lux: El Precio de la Fama”, la cual fue estrenada en el Festival Internacional de Cine de Venecia y que es protagonizada por Natalie Portman, quedando corto en su búsqueda de respuestas.

1999, un día tranquilo de clases es interrumpido cunado uno de los alumnos ingresa a la escuela armado y causa una masacre en el lugar, entre los sobrevivientes del tiroteo se encuentra Celeste Montgomery, quien junto a su hermana escribe una canción que pronto se vuelve un himno nacional, catapultándole a la fama. En el 2017 ella es una artista pop exitosa que prepara su regreso a los escenarios, en su ciudad natal, cuando un atentado terrorista vuelve a tocarle, ahora por medio de su iconografía y canciones.

Dirigida por Karyn Kusama, Destrucción (Destroyer) es el tercer largometraje de la directora que después de 9 años dirigiendo para televisión regresa a la pantalla grande con la historia de una detective en busca de resolución a un evento de su pasado, el cual ha regido su vida hasta el punto en convertirse en una obsesión.

Erin Bell (Nicole Kidman), una detective caída en desgracia, se enfrenta a un caso sin resolver de su pasado cuando fue agente del FBI. Al recibir un billete manchado con tinta, se da cuenta que Silas; jefe de una banda de roba bancos, ha regresado. De manera solitaria y sin importar las consecuencias, Bell se propone encontrarlo a toda costa y cobrar venganza. Con una narrativa fragmentada, Kusama nos presenta la historia de una mujer dispuesta a tomar el camino más oscuro con tal de saldar la cuenta pendiente, sin importar que eso le cueste todo lo que tiene, incluyendo su vida.

El remordimiento y la culpa son parte fundamental de la protagonista; no obstante, no parecen ser motivos suficientes por sí solos, por lo que los guionistas (Phil Hay y Matt Manfredi) agregan una subtrama donde vemos la relación bastante negativa entre Bell y su hija adolescente. Dicha relación es una justificación para algunas regresiones donde conocemos ciertos aspectos pivótales, pero a pesar de esto, las escenas entre la protagonista y la hija parecen bastante innecesarias, además de hacer que se alargue la trama y se pierda el ritmo.

Cuando una película tiene como bandera que hay un director famoso detrás de ella, produciéndole, las expectativas crecen, de entrada, se piensa que es una película suya y que el director sólo está de adorno y no importa, tal es el caso de “Máquinas Mortales” (Mortal Engines) dirigida por Christian Rivers y producida por Peter Jackson, y si bien tenemos el sello del productor, el resultado final deja mucho que desear.

En un futuro, la humanidad ha logrado construir ciudades vagabundas, que van de un lado a otro, devorando a las pequeñas poblaciones que encuentran a su paso. Una de ellas es la de Londres, donde logra infiltrarse Hester Shaw quien busca venganza contra Thaddeus Valentine, Cabeza del Gremio de Historiadores, lo que le lleva a establecer una alianza forzada con un joven londinense. Juntos encontrarán a la resistencia y se unieran a ella para luchar por su independencia.

Martin McDonagh es un director que ha capturado la atención de los cinéfilos de todo el mundo desde que su corto “Six Shooter” ganara el Oscar a Mejor Corto del 2014, creando una Opera Prima sorpresiva (“In Bruges”). Ahora con su tercer cinta sorprende a todos al crear uno de los guiones más impactantes de los últimos años donde no deja títere sin cabeza.

Mildred cansada de no ver resultados en la investigación del asesinato de su hija contrata tres anuncios espectaculares para cuestionar la ineficacia del jefe de policía, desatando una serie de acontecimientos que cambiarán la vida del pueblo de Ebbing, Missouri, para siempre.

La saga de “La Guerra de las Galaxias” (Star Wars) es una de las más importantes dentro del género de la Ciencia Ficción y desde su estreno, en 1977, ha provocado legiones de seguidores que siguen las aventuras de sus protagonistas, quienes han hecho de los preceptos se manejan en la cinta una religión. Y es por eso que “Star Wars: Episodio VIII - Los últimos Jedi” (Star Wars: The Last Jedi) ha levantado tanta molestia y confusión en los fans de estas cintas al trastocar todos los valores que se daban por sentados en su universo.

En 2015 Matthew Vaughn llevaría a la pantalla grande la novela gráfica “Kingsman, El Servicio Secreto” (Kingsman: The Secret Service) la cual tendría dos años después una secuela, “Kingsman El Círculo Dorado” (Kingsman: The Golden Circle), las cuales sorprenderían por su estilo visual y su apego al formato de historieta en todos los aspectos, teniendo a su favor el no ser complaciente, su brutalidad en las peleas y, sobre todo, un incansable afán de burlarse de lo políticamente correcto. Ahora llega a pantallas “King's Man: El Origen” (The King's Man) la cual se sitúa muchos años atrás a las anteriores y que se decide por un tono más sombrío y realista, sin perder por eso el espíritu de la saga.

Tras la muerte de su esposa en una emboscada, Orlando Oxford renuncia al uso de la violencia, dedicando su vida a cuidar a su hijo. Cuando estalla una gran guerra en Europa y su hijo desea enlistarse como voluntario, hará todo lo posible por impedir este acuda al llamado de las armas, pero al incrementar el riesgo de que Inglaterra sea desaparecida del mapa, deberá unir fuerzas con él para luchar por su país.

Hablar de cine contemplativo de inmediato nos pone a la defensiva, nos viene a la mente los torturantes filmes mexicanos donde jamás sucede nada y dónde el director-guionista-todólogo cree que la gente debe aceptar así es su arte, es entonces cuando al aparecer cintas como “Cordero” (Dýrið) podemos comprender que este tipo de películas, más allá de la pedantería nacional, sirven para trasmitir al espectador una serie de emociones e ideas que de otra forma estaría vedado acceder, creando una experiencia única y llena de posibilidades y matices.

María e Ingvar viven aislados en las montañas de Islandia, una noche una extraña entidad entra en su granja y deja preñada a una cabra, la cual da a luz a una niña con rasgos de animal y humano, a la cuál deciden cuidar como su hija. La llegada del hermano de Ingvar complicará el frágil núcleo familiar están creando.

Sin duda la trilogía de “Matrix” (1999-2003) es una de las más importantes del inicio del siglo XXI, el universo creado por los entonces hermanos Wachowski (Larry y Andy) hoy hermanas Wachowskis (Lana y Lilly) alimento no sólo inmensas teorías filosóficas sobre el significado de la historia sino marco un parteaguas en el mundo de los efectos especiales y secuencias de acción del mundo cinematográfico, consolidando la imagen de Keanu Reeves como el héroe de acción por derecho propio. Ahora, casi 20 años después de la última cinta nos llega una tardía secuela, “Matrix Resurrecciones” (The Matrix Resurrections), la cual es una inmensa decepción por cualquier ángulo se le vea.

Han pasado 60 años desde que los humanos y las máquinas adoptaron una coexistencia semipacífica pero cuando un grupo descubre que Neo sigue vivo y conectado a la Matrix, harán lo posible por regresarlo al mundo real, lejos de lo virtual, donde vive como desarrollador de videojuegos mientras es controlado por la pastilla azul.

En 2016, Spider-Man llegaría al Marvel Cinematic Universe al ser parte del equipo Iron Man en la cinta “Captain America: Civil War” la cual sería precedida al año siguiente por la primera cinta en solitario del superhéroe en este nuevo universo. “Spider-Man: De Regreso a Casa” (Spider-Man: Homecoming) la cual causaría muchos comentarios negativos por romper la imagen de nuestro vecino amigable al alejarlo completamente de sus inicios del comic y volverlo una mascota de Tony Stark. Tras una secuela del 2019, “Spider-Man: Lejos de Casa” (Spider-Man: Far From Home) y una aventura en animación “Spider-Man: Un nuevo universo” (Spider-Man: Into the Spider-Verse, 2018), llega el cierre de la trilogía de casa, “Spider-Man: Sin camino a casa” (Spider-Man: No Way Home) la cual sin duda no sólo es la mejor de las cintas estelarizadas por Tom Holland sino que se ubica en el Top Cinco del MCU.

En 1961 se estrenaría “Amor Sin Barreras” (West Side Story) dirigida por Robert Wise y el coreógrafo Jerome Robbins, encargados de inmortalizar en la pantalla una de las obras cumbres de Broadway, adaptación de un libreto de        Arthur Laurents, con música de Leonard Bernstein y letras del recién fallecido Stephen Sondheim, basado en la obra de “Romeo y Julieta” de William Shakespeare. La cinta sería de inmediato alabada por la crítica y el público, ganadora de 10 premios Oscar (cuando el premio significaba algo, no como hoy en día). Es por ese pasado que cuando Steven Spielberg anunció que haría un remake del mismo, las criticas empezaron a salir, argumentando que la vara estaba demasiado alta y que sería imposible saliera bien librado de ella, pesimismo que se acentuaba con el nombre de las personas elegidas para los papeles principales, una virtual desconocida para Maria y uno de los actores con menor carisma de la actualidad como Tony. Ahora, ya con la cinta terminada, podemos decir que Spielberg ha reído al último.

En la década de 1950, en el lado oeste de Nueva York, la tensión entre aquellos que nacieron en la zona y los inmigrantes puertorriqueños han alcanzado su punto máximo. Los Jets y los Sharks están dispuestos a todo para mostrar quien manda en la zona. La situación se complicará aún más cuando la hermana del líder de los Sharks se enamore de uno de los fundadores de los Jets.