El más reciente trabajo de Carlos Reygadas, Post Tenebras Lux, que lo llevó a ser Mejor Director en Cannes 2012, se estrena esta semana a nivel nacional. Es más que conocido que los trabajos de Reygadas no sólo levantan polémica sino que rara vez hay punto medio, son odiados o los alaban.
Y por supuesto su más reciente trabajo no se salva de dicha polémica, sólo que esta vez alejado de escandalizar con escenas fuertes se acerca a una especie de sueño entre un juego de Rugby, un futuro posible de una familia rica, un presente desalentador y un diablo en CGI por las noches. Y, sí, es simplificar todo aquello visto, es enunciar los elementos principales de un ejercicio cinematográfico.
Hasta los videojuegos tienen rutina y como los humanos, algunos deciden cambiar su destino en busca de algo mejor. Pero qué pasa cuando el malo del juego se cansa de su papel y decide cambiar las cosas. Para Ralph, El demoledor representa una vida mejor, un ideal que está lleno de pasteles y fiestas en el Penthouse. Sin embargo, sin pensar en las consecuencias de sus actos se embarca en la búsqueda de una medalla de oro que cambie su suerte y en su búsqueda termina haciendo lo que mejor hace, destroza casi por completo un videojuego.
Gracias al esfuerzo de conseguir los permisos para usar a diversos personajes de videojuegos, Ralph, El demoledor muestra un mundo que en el presente está casi desaparecido, el mundo de las maquinitas. Creando un mundo que se une en las conexiones de luz de cada máquina y dando vida a una estación central en la que cada juego tiene su puerta, y si bien no está prohibido interactuar sí el involucarse en un diferente juego, Ralph, El Demoledor le da vida a todo aquello que uno se imagina pasa detrás de bambalinas de los juegos que han marcado a generaciones.