¿Una película que le rinde homenaje a Juan Orol, el afamado rey del churro mexicano que dejaría corto al peor Ed Wood? ¿En serio? Pues sí, que coño, no faltaba más. En esta industria cinematográfica tan linda tenemos un homenaje a Orol es todo menos descabellado. Y el resultado en pantalla es asombroso, una cinta que juega a ser oreliana a propósito y que logra capturar la esencia del cineasta.
La película arranca con la exhibición de una retrospectiva de Orol, donde la sala vacía le recuerda al director que sus mejores tiempos han pasado, agobiado entabla una charla con uno de los trabajadores del cine al que le cuenta su vida. Una vida llena de genialidades y que le llevo a ser todólogo (mecánico, corredor de autos, pitcher de baseball, actor teatral, el famoso torero Juan García “Esparterito”, reportero, agente secreto, director artístico de la XEQ y director cinematográfico).